20 de diciembre de 2009

CAPITULO 28

HOLAAAA AMOREESS jajaja, pues si que puedo subir los caaaaps :D jajaja en fiim mejor :D Llegue sana y salva... aunqe cn algo de dolor en el estomago :S jajaja y las turbulencias..pffff en fiiin, aqui os dejo el cpai 28 (: UN BESOOOOTE:D




NO quería abrir los ojos. Si ya antes de abrirlos sentía un increible dolor de cabeza, no quería imaginarme al tenerlos abiertos. A mi lado, Leo se removió y me dio la espalda, ocasión que aproveché para abrir los ojos.

Con una minúscula rendija abierta, la luz me impactó de lleno. Ni madres, los volví a cerrar pero pronto sentí unas increíbles ganas de ir al baño. Cruzé las piernas pero sentía que si no iba al baño enseguida me lo haría allí.

Me senté y me levanté. Un mareo inmenso hizo que mis piernas fallasen y me dejé caer en el marco de la puerta a esperar que pasase. Cuando amainó un poquito, me encerré en el baño.

Era, al igual que el mío, otro mundo diferente. Sus azulejos eran azul oscuro. A la izquierda la ducha y a la derecha la tina. Sin tocar nada, hice del baño y después salí. Leo estaba sentado reposando sobre la cabecera. La manta le cubría hasta poco más de ombligo. Tenía un pie por fuera.

Me mordí el labio. Estaba tan guapo así.

-Buenos días, princesa –me dijo regaládome una sonrisa. Me hacia su lado, y posó mi cabeza en su pecho. Leo acarició mis cabellos.

-¿Qué hora es? –pregunté.

-Van a ser casi las tres y media.

-¿Qué?

-Sí, creo que ya son horas de levantarse –Leo se incorporó y delante de mí –sigo flipando- se puso una camiseta, se quitó los pantalones quedando solo en boxers y se puso unos vaqueros.

-Bueno, ponte esto –dijo lanzándome una sudadera enorme- Así te cubres algo.

-¿Cuánto tiempo dormimos? ¿A qué hora llegamos? –puse una mano en mi cabeza, confundida.

Leo se rió y se acercó a mí para darme un beso en el pelo y luego ayudarme a ponerme en pie.

-Llegamos aquí sobre las tres menos algo… así que unas docehoras llevas durmiendo –sonrió- Quizá más, quizá menos.

Me iba a dar un beso en la boca pero me separé. Tenía la impresión de que me apestaba el aliento, igual que el resto de mi cuerpo.

De la mano fuimos a mi habitación, y con alivio vimos que no éramos los únicos en levantarse a esta hora.

Llegados a la habitación 364 del edificio de las chicas, puse mi mano en el pomo, que ¡por fin! Se abrió.

-Hola parejita –dijo Leo. Fue hasta la ventana y levantó la persiana cruelmente. La luz dejó ver a Iara en pijama enredada sobre Andrew. Se movieron un poco, y cuando abrieron los ojos –como platos- se cubrieron.

-¿Qué hacéis? –dijo Iara.

-Pues yo vengo a cambiarme –dije.

-Y yo en busca de mi compañero perdido –rió Leo quien tiró de un pie a Andrew que cayó de la cama… solo estaba en boxers.

Sin un mínimo de vergüenza Iara se levantó de la cama. Llevaba puesto una camiseta y las bragas. Se frotó un ojo y se fue hacia el baño saludando con la cabeza. Leo me miró y ambos reímos.

-Bueno, nosotros nos vamos –cogió la ropa de Andrew y se la aventó. Mientras éste se la ponía, me vino a besar. Me acaricio la cara diciéndome:

-Nos vemos luego –dijo. No esperó a Andrew y éste apurado salió tras él. Me dejé caer sobre la cama y cerré los ojos. Respiré hondo.

-Y bueno, ¿cómo ha sido vuestra nochecita? –dijo Iara saliendo del baño con una toalla en el pelo y otro sobre el cuerpo.

-Menos salvaje que la vuestra seguro –dije señalando las almohadas por el suelo.

-Ya, bueno –dijo ella con una voz empalagosa pero sonriendo- ¿Vosotros no lo hicisteis? –preguntó sentándose en su cama y mirándome de frente.

-No, nos limitamos a dormir. Estaba demasiado borracha –dije.

-Pero –miró al suelo, y se puso algo roja al preguntarme- Lo has hecho alguna vez… ¿no?

Mis mejillas ardieron y bajé la vista a mis manos. Negué con la cabeza.

-Oh –dijo Iara- Ya decía yo que olías a inocente.

Levanté la vista y vi que estaba sonriendo.

-Que va, es broma. Pero sí que te deberías duchar.

Cogí algo de ropa y me metí al baño. Mi cuerpo mullido me pidió a gritos un buen baño con agua caliente, así que llené la tina y esperé a que echase vapor.

Metí un pie después del otro. Poco a poco me sumergí bajo el agua. Seguía pensando en la charla de Iara y mía con cierta timidez. La verdad es que nunca había… bueno, siempre esperé a que viniese el chico ideal. No me quería precipitar con eso, y aunque no me arrepentía, si sabía que en el orfanato –y estoy completamente segura que aquí también- era la única virgen de mi edad.

Con la cabeza debajo del agua suspiré, causando burbujas y ¡tilín! Se me ocurrió una idea. Abrí las palmas de las manos y pedí al aire que viniese. Sentí como el agua comenzaba a burbujear, sonreí satisfecha.

Cuando mis dedos estaban suficientemente arrugados, salí del baño y sin prisa me vestí.

Iara no estaba en la habitación. Me peiné un poco y salí en su búsqueda. Más y más chicas iban saliendo de sus respectivas habitaciones.

-¿Tisiana? –dijo una voz. Me di la vuelta para ver a Amelia, mi compañera en clase en Clases Prácticas- ¡Hola! –me saludó y se pegó a mi lado.

-Hola –dije- ¿Qué tal?

-Bien, ¿a dónde vamos? – La miré ¿vamos?

-Yo pensaba ir a buscar a Iara, la perdí –confesé.

-Bueno, esa solo puede estar donde los chicos. Vamos allá aunque luego a comer. Me muero de hambre.

Y cogidas del brazo fuimos al edificio de los chicos. Amelia era como Melisa en un aspecto: le encantaba hablar. Me dijo que tenía dieciocho y que había repetido curso, causando ser la oveja negra de la familia pero a ella –palabras textuales- se la soplaba.

-Ya sabes, soy algo gotiquilla y eso ya no les gustaba… cuando repetí fue demasiado para ellos. Ya ni me hablan, solo hablan con Pamela.

-¿Pamela? –dije. ¿Qué tenía que ver Pamela con ella?

-Por muy raro que pueda parecer, Pamela es mi hermana pequeña, pero te ruego que lo calles, no sé, a mi me da vergüenza que me comparen con una pijilla rubia sin cerebro… supongo que es lo mismo que le pasa a ella conmigo, pero no me importa.

-Si te sirve de consuelo, no os parecéis en nada.

Miré su pelo negro azabache liso totalmente, su bronceado. Pamela, en cambio era rubia súper blanca, más flaca y con mucha más pechonalidad. Lo único en común eran sus ojos verdes.

-Ya, bueno, yo también soy rubia, ¿Sabes? –Se tocó el pelo- Pero me lo tiño. No me gusta aparentar ser una rubia millonaria idiota sin cerebro pero con las piernas bien largas… como Pamie. –Dijo un diminutivo del nombre de su hermana con burla.

Cuando llegamos a la habitación de Leo, sentada en un banco estaba Iara.

-¡Iara! –le llamé. Alzó su melena pelirroja atada en dos coletas y sonrió al verme, aunque se convirtió en una sonrisa forzada al ver a Amelia.

-Tis, ¿qué tal? –se acercó a nosotras. Cabeceó hacia mi acompañante- Amelia –la saludó.

La escena era algo rara, con tanto movimiento seco, pero al parecer a Amelia eso se la resbalaba porque abrazó a Iara que entrecerró en mí dirección.

Cuando ya tenía la urgencia de huir de allí, se nos acercaron Insua y Derek.

-¡Hey! –les saludé.

-¡Hey! –me dijeron de vuelta.

-No sé como te puedes sostener en pie –me dijo Insua- Mi dolor de cabeza es tan grande que Derek me amenazó para sacarme de la cama.

-Yo no tuve tanta juerga como tú –reí- Cuántas fueron al final ¿seis? ¿Siete?

-Seis, que una se rajó. La de la falda hortera –me dijo sonriendo.

-Te dije que huiría –sonreí de vuelta.

Como Andrew y Leo tardaban mucho fuimos al comedor sin ellos. Estaba lleno, pues todos se estaban levantando a penas. Otro día hubiese mirado la comida mal, pero con el dolor de cabeza, solo le pude sonreír al caldo que nos pusieron. Sólo había cogido eso, mi estómago me odiaba después de tanto vomitar el día anterior.

Después de comer el mareo no solo aumentó: sino que estuvo acompañado con un insoportable dolor estomacal. Me fui a mi habitación, me puse el pijama, cogí un cubo de basura que coloqué al lado de mi cama y allí me acosté.

Dormí, pero dormí mal. Tenía frío y me puse una sudadera, entonces comenzaba a sudar, pero después de quitármela tenía más frío así que me tapaba más. La almohada estaba mojada de mi sudor, sentí varias manos sobre mi frente pero yo no quería abrir los ojos.

-Tiene mucha fiebre –dijo una voz femenina- pero mañana ya se le bajará. Tan solo es una pequeña gripe estomacal.

-Gracias enfermera –dijo otra más joven.

Me dieron de comer sopa aunque sólo pude tomar unos sorbitos antes de vomitarla. Tomé unas seis pastillas antes de caer en un sueño agitado.

A media noche (o eso creía) me desperté, me tapé la boca con una mano y sólo cuando mis rodillas tocaron suelo frente al lavabo, vomité. Puse mi cabeza sobre la tapa y cerré un momento los ojos.

-¿Tis? –Decía una voz- ¿Tisiana? –Una mano me revolvía- Despierta.

Abrí un poco los ojos.

-¿Qué? –Tenía la mirada desenfocada.

-Tis, cariño, te dormiste sobre el lavabo, vente a la cama, tienes que descansar.

Así que el momento quizá se convirtió en horas. Me dejé incorporar y me metí en la cama.

-¿Qué día es hoy? –dije.

-Domingo –contestó Iara. Ya la podía ver mejor.

-¿Qué me pasa?

-La enfermera dijo que nada grave, es más una pequeña gripe estomacal, se te pasará enseguida.- Silencio- Yo… esto –se tocó una coleta- quedé con Andrew ahora, espero que no te importe.

-No… -bostecé- vete.

Cerré los ojos y me quedé dormida.

Cuando los abrí supe que estaba curada. Me levanté y fui al espejo. Mi cara estaba algo pálida y unas ojeras del color de mis ojos estaban debajo de ellos. Mi pelo sucio y despeinado complementaba mi imagen y podía compararla fácilmente con un zombie. Tomé otro baño aún más largo que el anterior y para cuando salí, Iara ya estaba allí.

-¿Cómo te sientes? –me preguntó.

-Muchísimo mejor –dije estirándome- ¿Qué hicisteis en mi ausencia?

Iara se encogió de hombros.

-No mucho, en realidad cada uno por nuestro lado.

-Pero tú con Andrew, ¿no es cierto?

Iara se puso colorada pero sonrió.

-Muy cierto –bostezó.

-¿Qué hora es? –pregunté.

-Van a ser las once. Llevas casi cuarenta y ocho horas durmiendo sin parar, sería un milagro que durmieses ahora. Pero yo me muero de sueño –se levantó y se puso el pijama antes de irse a dormir.

-Hasta mañana, Tis.

Apagué la luz y me acosté a regañadientes. No había hecho nada en mi primer fin de semana.

-Hasta mañana, Iara.

Y a pesar de lo que Iara dijo, dormí hasta que el despertador me sonó.

Obviamente fui yo la que me levanté primero y me vestí. Esperé a que Iara saliese y juntas fuimos al edificio de Hechicería y Magia.

-¿Qué te toca? –me preguntó.

-Clases Prácticas –dije. Había visto y releído mi horario en mi habitación- ¿Y a ti?

-M.M. qué coñazo.

Nos separamos con un adiós y fui hacia mi clase. Amelia me estaba esperando sentada en la mesa de su pupitre.

-¡Dichosos los ojos! –Dijo animadamente- Pensé que no sobrevivirías. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?

-Mejor –sonreí.

Tocó el timbre y nos sentamos. El profesor Bernie entró y tras dejar su bolso en la mesa, aplaudió una vez y ya no pudimos hablar. Enserio, por mucho que abriese la boca ningún sonido salía de ella.

-Buenos días –dijo sonriendo- espero que todos hayan pasado un gran fin de semana, -resoplé- pero ya es lunes así que atiendan.

Fue hacia el encerado y una pluma se movió y en el encerado escribió:

“El estudio de la Magia”

-Bien alumnos, hoy empezaremos con algo básico. Algo que todos debemos saber. La magia ¿qué es la magia? ¿Cómo se estudia?

>> Veamos, la magia no es una ciencia ni un arte que se pueda obtener así de repente –sentí más de una mirada en mi dirección, pero la mía estaba fija en el profesor- Cuando hacemos magia no expresamos un deseo y a veces ni lo pensamos. Los hechizos no los rezamos. Nos basamos en nuestra voluntad para provocar lo llamado magia.

>>Esto no significa que comprendamos la magia del mismo modo que comprendemos un problema de matemáticas. Ni comprendemos ni podernos comprender qué es la magia o de dónde procede, igual que un carpintero no comprende cómo crecen los árboles. No tiene por qué comprenderlo, sencillamente trabaja con lo que tiene entre manos.

>>Pero os advierto que ser mago es mucho más difícil, mucho más peligroso y mucho más interesante que ser carpintero. Y si ser mago es difícil, controlar la magia que posees mucho más –su voz se había vuelto más grave, al igual que su expresión que cambió y sonrió.*

-Por eso estamos aquí –abrió las manos en ambos lados del cuerpo estirando mucho los dedos- en Clases Prácticas, para dominar la magia tanto como el cerebro domina el cuerpo.

Fue entonces cuando pudimos hablar, pero estábamos tan… aterrados quizá, que nos mantuvimos callados.

Bernie nos puso de parejas, Amelia vino conmigo. Teníamos que crear algo con nuestra afinidad que ambas compartíamos: la Tierra.

-Manos a la obra –dijo Amelia tronándose los dedos dramáticamente.

Nos pusimos frente a frente y tras vernos mutuamente, evaluándonos, las chispas comenzaron.

De mi mano salían fogonazos de todas las tonalidades verdes posibles al igual que Amelia. Tras unos veinte minutos de pelea, Amelia me iba ganando. Sentía que con cada uno de nuestros choques, iba perdiendo espacio. Su verde oscuro, contra mi verde clarito estaban muy cerca de mi palma abierta. Comencé a sentir algo de calor en las palmas y luego en el resto del cuerpo. Mis manos temblaban cada vez más y veía como su fogonazo estaba ya…

-¡Ah! –grité mientras volaba por los aires. Me levanté sobándome la mano adolorida. Amelia me estaba mirando sonriendo triunfalmente. Bufé y de mi mano salió otra luz verde.

Amelia, tras unos diez minutos me volvió vencer, y no fue hasta otros quince minutos cuando me iba a tirar para atrás, cuando utilicé la magia sin pensar pero dominándola.

Su chorro de luz volvía a estar demasiado cerca de mi mano, quemándola y mi cuerpo estaba cansado de los golpes que había recibido y me estaba pidiendo que le dejase descansar.

Entonces, cuando sentí que mi luz cedía me tiré al suelo, rodé y esquivé el poder de Amelia, luego de ver que el campo hacia Amelia estaba libre, me puse en pie de un salto abriendo las palmas y dejando que la magia fluyese a través de mí. Mi contrincante se tiró al suelo, y rió al ver que mi chorro la pasó de largo, entonces cuando se levantó, mi luz le impactó completamente por detrás, por la nuca.

Amelia gritó y calló, pero no se levantó. En cambio, salió una banderita blanca de la nada sobre ella, que se movía como si viento hubiese.

-Tu ganas, Tis –dijo Amelia cuando me acerqué a ayudarla a levantar- No sé qué hiciste y cómo, pero desde luego seguro que conseguiste el objetivo.

-En efecto –dijo una voz asustándonos, haciendo que diésemos un pequeño bote- La Srta. Severino ha podido hacer nuestro de objetivo de hoy (el aprender a dominar la magia) en un tiempo récord. Una hora y media –dijo mirando el reloj.

-¿Una hora y media? –dije.

-Sí, bueno, la media está en dos horas y cuarto, dos horas y media –contestó el profesor.

Viré mi cabeza hacia Amelia- ¿La clase no es de cincuenta minutos?

-Sí, pero os he hecho notas a los profesores en las cuales se escribirá la hora justa en que vuestros dos pies salgan de esta clase. Y –miró su reloj otra vez, pero cuando habló, se lo quedó mirando- tenéis treinta segundos para recoger vuestras cosas y otros diez para salir de aquí. Empezando ya.

Amelia y yo nos movimos rápidas hasta nuestros respectivos pupitres, recogimos nuestras cosas y salimos de clase pitando, mientras el profesor decía:

-¡Venga! ¡Vamos, que no tenemos todo el día!

Amelia y yo corrimos hacia el exterior para cruzar la pequeña placita e ir a la clase de M.M. (la extraña clase con el extraño nombre de Mundo de los Mundanos) pero para cuando iba a entrar, Andrew se me interceptó.

-¡Tisiana! –dijo respirando entrecortadamente.

-¡Andrew! ¿Qué pasa? –dije cogiéndole por los codos. El tío estaba que ni respiraba.

-Me manda Leo –dijo entre jadeos.

-¿Por qué? –preguntó Amelia.

-Quiere… que… vayas a la enfermería –respiró a medias, más tranquilizado.

-¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué le pasó? –dije asustada.

Andrew cuadró los hombros y respiró hondo.

-Es Yakira. Ha empeorado y se la llevan a Viena.



Buaaaa!!!! la pobre yakira... qe le pasará? que harán? Todas las respuestas en el proximo capitulo :D Un besoo mis amores (:

El cambio de horario me mata....xd

2 Comments:

  1. Anónimo said...
    Mee encantaa tu hustiria, es bueniisima, espero el siguiente un besito (:
    Anónimo said...
    ays k pasara se recuperara la pekeña??? me encanta tu historia sigue asi ya espero el proximo capitulo un besooooooo

Post a Comment



Template by:
Free Blog Templates