31 de octubre de 2009

  No, no me volví loca, y tampoco me infiltré en la página de Summit y me descargué la peli y ahora os la enseño (que no estaríaía nada mal) pero si es que, como bien informa la web de crepúsculo, una chica ha hecho unaobra maestra, con todas las palabras.


 La chica , que lleva el nombre de 777gb en youtube (al principio pensé que era su nombre, y me quedé a lo ¿qué?), se ha vuelto a pasar ¿Vuelto? Sí, vuelto, porque hace unos meses ya hizo un vídeo con todo el material visto hasta ese momento de Luna Nueva. 

Sólo que antes el vídeo duraba seis minutos, y ahora nueve, de ahí el título, que como un chico comentó "es como ver la peli en 9 min"

MI OPINIÓN (pa quien la quieraa eeh!!xd)

Es una p-a-s-a-d-a, la chica se pasó, me encantó. Es más, sigo sonriendo de lo MEGA GUAY (si, todavía uso esa palabra xd) que le quedó. No, no soy mentirosa, ¿No me creéis? (Ö) 

Comprobadlo aquí: 
http://www.youtube.com/watch?v=ldqBJQ8OXPU&feature=player_embedded

Si no os va (me han informado de fallos) en youtube poned: 
The Twilight Saga: New Moon Mash-Up of ALL Official Trailers & TV-Spots (9 min.!)  Espero ahora que os vaya bien, sino el enlace directo de la página de crepúsculo es este: http://crepusculo-es.com/noticia/cumpleanos-recapitulacion-escenas.html , es el primer video. El segundo es otro video sobre la escena del cumple de Bella.

SIENTO MUCHO LOS FALLOS. TOTA MIA CULPA.!!

Espero que os guste, repito, ES UNA OBRA MAESTRA. Y me ha dejado con unas ganas de la pelii, que ni os cuento.

Pero **suspiro** solo quedan 17 "rápidos" días. (;

Saludos! y repito, disculpen las molestias. (:

Para la gente (que como yo) es fan de la saga Medianoche, de Claudia Gray, hay malas noticias:

  
 El lanzamiento de la próxima entrega en español de la saga (Hourglass, continuación de Adicción) se retrasa hasta la primavera del 2010.
 
 Como bien dicen en el blog del libro (gracias por la info) se decía que saldría en verano, pero era demasiado temprano. Luego estuve "googleando" por allí, y efectivamente saldrá en la primavera del 2010, asique people, a esperar.!!
 
 Al igual que el último libro, Afterlife, que lo lanzarán en la primavera de 2011.

 Será de año en año.

Besos(: y paciencia, que ya queda menos para navidad....y para LUNA NUEVA!!! SII!!

Esta noche en MTV, con motivo de Halloween, se ha emitido una escena nueva de Luna Nueva. Os dejo el link. Disfrútenla:


http://www.mtv.com/videos/movies/451059/exclusive-new-moon-clip-bellas-paper-cut.jhtml#id=1625195

En ella se ve la escena de cuando le entregan los regalos de cumpleaños a Bella. Lásima dónde se corta...



Gracias a crepusculo-es por la info ;)

CAPITULO 3

Tenía el cabello largo y oscuro. Se diferenciaba del mío porque era completamente liso. Su cara, aunque se notaba que era mujer, tenía un matiz jovial. Sus labios eran carnosos, un poco menos que los míos, pero igualmente gordos. Tenía un precioso collar violeta intenso, algo más oscuro que sus ojos. Verifiqué por si me equivocaba que sus ojos eran violeta, y además eran un violeta igualito al mío.

 Volviendo a su boca, ésta me sonreía y me decía algo, pero no lograba entenderla, no escuchaba sonido alguno salir de sus labios.

 Comencé a desesperarme. ¿Qué me estás diciendo? Le quería decir. ¿Qué? ¡Habla! Pero de su boca no salía nada. Espera, sí salía algo. Era un extraño pitido, una melodía que me sonaba…

 

Apagué el despertador y me eché a reír. La melodía que me sonaba era mi música para despertarme.

 Mientras me duchaba pensé en el bello rostro de aquella mujer. Me sonaba muchísimo de algo, me parecía, incluso familiar. Pero era imposible. Sus ojos violetas eran idénticos a los míos. Puede que me esté convirtiendo en vidente, y esté viendo el futuro. Pero qué digo. Si me escuchase alguien.

 Terminé de ducharme y me vestí; con unos vaqueros y una camiseta blanca iba de muerte, palabras de Don César, mi jefe, y sobre todo porque llevaba un delantal puesto por encima.

 Bajando por las escaleras tropecé con Sara. Si es que mi mala suerte no termina ni aunque muera.

 -Uf, vaya, la chusma se levanta tempranito, ¿eh?- me dijo.

 -Aparta pesada-respondí malhumorada.

 -Por aquí alguien se levantó con el pie izquierdo-sonrió Sara, señalándome. Su aquelarre, compuesto por María y Helena rieron con una risa falsa. Ignoré su último comentario y la aparte de mi camino.

 Saliendo del orfanato me recibió un sol precioso, que se había escondido detrás de una nube, y me arrepentí de no haber cogido una chaqueta, pero ya llegaba tarde.

 Los últimos metros los hice corriendo. Don César me recibió malhumorado amenazándome con bajarme el sueldo si seguía llegando tarde. Me daban ganas de contestarle que adelante, que lo hiciese, que total, su paga era una miseria. Obviamente yo solo asentía pidiéndole disculpas, y ocupé mi puesto.

 Como siempre, casi no hubo gente, pero el puesto de Don César simplemente no era, lo que se dice, productivo.

 Don César me había pedido que cerrase la tienda porque él se tenía que ir temprano, otra vez, por lo que yo llegaba tarde con mis amigos, otra vez.

 Crucé la calle rápidamente, sin pensarlo, y cuando me di cuenta del coche, ya era demasiado tarde.

 El claxon sonó avisándome, y yo solo me pude cubrir la cara con los brazos a espera del golpe, que no llegó. Lentamente aparté mis brazos para ver que el coche había quedado a unos centímetros de mí. Aliviada, suspiré.

 El conductor bajó con cara de susto, que enseguida cambió por una media sonrisa que me saco de quicio.

 -Casi me atropellas, ¿y sonríes?-le espeté. Y entonces le reconocí. El chico de ayer, el de << ¿Quién eres?>>

 -¿Me quieres matar?-fue lo único que le pude decir.

 -¿Yo? Pero si eres tú la que cruza sin mirar. No sé si te enseñaron alguna vez en la escuela a mirar a los dos lados antes de cruzar, niña.

Pero ¿Qué le pasaba a la gente con esa palabrita?

 -Perdóneme por mi mala acción señor-ironicé. Obviamente no era un señor, con esa cara que tenía. ¿Llevaba un uniforme colegial de verdad? Agité mi cabeza y seguí andando hasta la otra acera.

 El coche se me acercó, y bajó una ventanilla.

 -¿No crees que soy muy joven para esa palabra?-me preguntó.

 -¿Y yo algo mayor para esa palabrita?-respondí.

El conductor se echó a reír y me s risa me hizo sentir un retorcijón en el estómago.

 -Bueno, bueno, empate, ¿vale? ¿Te llevo a algún sitio?-volvió a preguntar.

La pregunta me cogió con la guardia baja.

 -¿Qué si puedes…? ¡No, claro que no!

 -¿Por qué no?

 -¿Es que nunca te enseñaron a decir no a los desconocidos?-bufé.

 -Vale, tu ganas. Pero enserio, ¿te llevo a un sitio?-me dijo más tranquilo. Le miré a los ojos, y allí me quede, con el no en la boca. Eran de un precioso azul océano. Aparté la mirada y dije:

 -Ya quedé.

 -Te llevo -respondió rápidamente.

Suspiré.

 -¿Te vas a dar por vencido?-negó enérgicamente con la cabeza y sonrió, sabiendo de su victoria. Volví a suspirar- Que sepas que nunca me meto en los coches de los desconocidos tan fácilmente-añadí abriendo la puerta y entrando en el coche.

 -Claro que no-me dijo-Además, yo no soy un desconocido cualquiera, soy uno que está muy bueno-dijo. A ese comentario yo me reí, aunque no mentía.

 -Y tampoco soy un desconocido-me dijo tendiéndome la mano-Soy Leo.

 -Tisiana-dije tendiéndole la mano.- ¿Sólo Leo?

 -No, soy Leonardo, pero no le perdono a mis padres ese nombre, por lo que todos me llaman Leo.

 -Al revés de Jotapé-dije.

 -¿Qué?

 -Nada.

Estuvimos varios minutos en silencio en los que yo observé el coche. Tenía los cristales tintados, la tapicería era toda de cuero negro. Se notaba que era caro. Con el rabillo del ojo observé el volante y luego sus manos, que parecían acariciar el volante. Sus brazos se veían musculosos. Tenían una fina sudadera, que parecía de una escuela, pero nunca la había visto. Levanté algo la cabeza para ver si tenía escudo.

 -¿Te ayudo?-dijo Leo.

 -¿A qué colegio vas?

 -A un internado privado-respondió el rápido.

 -¿Cómo se llama?

 -¿A qué orfanato vas?-contraatacó.

 -Bueno, es un poco obvio, ¿no? Al del pueblo.

Leo asintió pero no dijo nada más.

 -¿De dónde salen esos ojos violetas?

 -¿De dónde salen esos ojos azules?-pregunté medio en risa, medio preocupándome.

  Leo compuso una media sonrisa.

 -Si nos vamos a poner duros, necesitamos más tiempo.

 -¿Me estás pidiendo otra cita?

 -¿Esto es una cita?-me dijo, alzando una ceja y mirándome.-Porque si es así, nunca suelo ser así, la verdad…

 -No, no, no, Ja Ja, no, esto no es una cita, no claro que no-balbuceé nerviosa y ruborizada.

 -Bueno, lo que sea esto, necesito hablar contigo.

 -¿Porqué tanto interés? ¿Mis ojos? No sé porque salieron así, creo que mis padres los tenían los dos marrones, pero no son nada del otro mundo. Hubo otra chica con ellos, ¿lo sabías?

 Leo asintió, ero tenía el entrecejo fruncido.

 -Perdimos mucho con su ida.

 -¿Su ida, su ida a dónde? ¿Perdimos? ¿Qué dices?- Leo estaba mirando al frente mirando a la nada, cuando de repente me miró sorprendido de que estuviese allí.

 -¿De verdad quedaste, o podemos hablar?

 -¿Vas a contestar a mis preguntas?

Tras vacilar, Leo asintió. Saqué el móvil del bolsillo y marqué el número de Jotapé.

 -Que hay, Jotapé…No es que me he retrasado mucho…comed sin mí que aún no salí de la tienda-miré de soslayo a Leo para ver que este sonreía-nos vemos en la tarde….sí, chao.

 -Así que esto es una cita secreta-sonrió.

 -No es una cita, ni siquiera te conozco-bufé-míralo más como…un cuestionario secreto, sí eso, como en las pelis.

 -¿Soy yo el policía y tu el ladrón? –añadió ligeramente con picardía. Yo le miré atónita.

 -¿Quieres que llame de nuevo a Jotapé?-pregunté muy seria. Su respuesta fue una mueca para contener la risa.

 -¿Jotapé? ¿Qué clase de nombre es Jotapé? ¡No, no, no!-dijo, al ver que sacaba el móvil. Me cogió de la muñeca en la que estaba la mano, y me dijo:-No sé quién es ese Jotapé, pero si significa que te vas, no le llames, enserio, necesito tus respuestas.

 -¿Por qué?

 -No lo sé ni yo, pero, esos ojos Tisiana, esos ojos no son de por aquí.-Añadió muy serio mirándome directamente  los ojos algo más intensamente que la noche anterior. Volví a sentir algo muy profundo en mi interior, como si averiguasen toda mi vida, por lo que bajé la mirada, ruborizada.

 -Está en verde-dije.

 -¿Qué? –preguntó, fuera de lugar.

 -El semáforo-dije, señalándolo-Está en verde.

 -Ah, claro.

Leo arrancó el coche y nos dispusimos a ir…a alguna parte a charlar sobre él…y sobre mí.

CAPITULO 2

 Cogimos un par de cervezas, Melisa había traído vasos, por lo que teníamos un festín hasta como mínimo las tres, que sería cuando volviésemos.

  Era ya la una pasada cuando Melisa había encontrado una víctima para aquella noche. Pero Melisa siempre conseguía a alguien sino tenía a Manuel (o sea, siempre) con su cabello trigueño, sus ojos verdes y su simpatía.

 -Vamos a bailar Tis-me pidió Jotapé. Yo miré sus ojos castaños con el no en la boca. Pero Jotapé siempre había sido capaz de convencerme para casi todo. Jotapé era amigo mío, al igual que Mel, desde que llegué al orfanato nueve años atrás. Su nombre real era Juan Pablo, pero siempre lo había odiado, le recordaba a un cura, por lo que usa el nombre que sus padres utilizaban de cariño con él, que consiste en sus dos primeras letras: Jotapé.

  Jotapé ya estaba de pié tendiéndome una mano, que acepté. Me sacudí las hojas que se me habían pegado, y miré a Miguel, sentado al lado de donde yo estaba, y suspiré.

 -Anda, no te quedes allí-le dije tendiéndole la mano, que aceptó con rapidez. Su tacto era caliente y algo áspero. Sus ojos claros me miraron sonriendo.

 -Vamos a bailar.-dijo, y a bailar fuimos.

  Lo que se dice pista de baile, en un parque no había, pero sí se notaba donde la gente se amontonaba para bailar. Jotapé, Miguel y yo, cogidos de la mano, fuimos a una esquina algo apartada. Allí bailamos y bebimos de personas que se nos acercaban. Yo fui la primera en parar y sentarme, e inmediatamente se sentó Miguel también.

 -¿Te duele el pie?

 -¿Qué? –Respondí distraída- Ah, no, no, no es el pie, es que estoy cansada, ¿tú no?

 -No, no mucho la verdad. ¿Quieres volver al sitio donde estábamos? Allí se estaba más calmado.

 Yo le miré a él, y luego a Jotapé. Estaba bailando en un corro de lo que parecía un montón de tíos gais. Resoplé. Demonios, ni de loco venía con nosotros, pero de verdad estaba cansada.

 -Está bien-asentí-volvamos.

Miguel me dio la mano, y así fuimos hasta donde estábamos, y nos encontramos con que había allí un grupo.

 -Deben ser los nuevos amigos de Mel-dije.

 -No creo, Melisa se marchó por el otro lado, y no creo que volviese tan rápido-añadió socarrón.

 Llegamos hasta nuestro sitio, donde ahora había unos ocupas. Miguel y yo nos paramos delante de ellos. Había cuatro chicos y tres chicas. Ellos tenían ropa oscura, discreta, mientras ellas llevaban unos trajes con lentejuelas de colores chillantes, como el amarillo que llevaba una. 

 Coloqué una mano en mi cadera y carraspeé. Nadie me hizo caso. Lo hice otra vez, y ésta vez si me hicieron caso, pero me miraron todos de manera tan abrupta que clavé la vista en el suelo, y dije:

 -Estáis en nuestro sitio.

El grupo, por su parte, se empezó a carcajear delante de nuestras narices, pero no se movieron. Todavía mirando al suelo, repetí:

 -Estáis en nuestro sitio, ¿os podéis ir?

Silencio. Nadie se movió. A cada segundo que pasaba, yo me ponía más roja, pero me cabreaba también. Pero bueno, ¿no escuchaban o qué? ¡Son nuestros sitios! Me daban ganas de pegarle a cada uno un buen porrazo.

 -¿Estáis sordos o qué? –Dijo abruptamente Miguel –Es nuestro sitio, largo. Ya-añadió casi con un gruñido.

Uno del grupo se movió rápidamente hacia Miguel, y yo, como sincronizada con su movimiento, me puse entre él y Miguel. Mirando su camiseta negra dije:

 -Me alegra saber que ya os ibais, no vamos a hacer de ésta charla algo más, ¿no?-dije.

 -Si éste es vuestro sitio, ¿por qué no estabais en él?-dijo aquel chico, con una vez grave y profunda.

 -Sí, eso, ¿cuéntanos pequeñaja, donde estabais metidos?-se escuchó una voz femenina del fondo.

Vamos a ver, ¿de verdad os parece que una “pequeñaja” una chica de casi diecisiete años? De verdad, odio que me digan esa palabra, a una abuela se la paso, ¿pero a una fulana tirada en MÍ círculo? Jamás. Por lo que empujé al chico, alcé la mirada, y se la clavé a la chica que creo que habló.

 -Vuélveme a llamar pequeñaja y te arranco los sesos-le espeté. Sí, ya sé que fue algo brusco, pero es que me pone de los nervios.

 -Estábamos bailando, si tanto quieres saber de mí, pero no te preocupes, ya nos íbamos, así que saca tu enorme trasero de encima de mi bolso, furcia.

La chica se me quedó mirando petrificada, por lo que fui yo la que se movió. Cuando la iba a apartar ella simplemente se levantó, me miró horrorizada (me hizo preguntar si tenía algo en la cara…) y se apartó. Por mi parte cogí mi mochila, me la colgué y me di la vuelta.

 Los siete que estaban en el grupo estaban ahora formando un semicírculo mirándome. La chica del vestido amarillo chillón (la que me aplastó la mochila) me miraba extrañada, y después pasaba la vista al chico que estaba a su lado.

 Era divertido verlos así, chico chica chico chica, y mirándome así. Me reí y me dispuse a caminar hacia Miguel, que los miraba con cara de ¿qué?

 Pero un enorme cuerpo se interpuso en mi camino.

-¿Quién eres?-dijo, y por la voz deduje que era el tipo de antes.

 Alcé la vista y la clavé en sus ojos azules.

 -¿Y a ti qué te importa? Apártate. Vamos-añadí al ver que no se movía. Por su parte, el chico me miraba intensamente a los ojos, como queriendo averiguar mi vida. Su mirada era tan intensa que me hizo ruborizar pero no bajé la mirada. Lentamente, el chico se apartó.

 Llegué rápidamente a Miguel y nos fuimos corriendo por la carretera hacia el orfanato. Por primera vez desde que salía por las noches, que volvía sola con un chico etéreo, y aquel tío no me despertaba nada en particular, solo simpatía.

 Cuando llegamos al orfanato, Miguel consiguió abrir la puerta, y nos introducimos con cuidado y en silencio. Como buen caballero que era, me acompañó hasta la rampilla que las chicas usábamos para subir a nuestras respectivas habitaciones.

 -¿Podrás subir con el pie así? –me dijo.

 -Sí –le respondí en un susurro; no quería ser pillada, y menos con Miguel a solas.

 -Bueno, en ese caso, adiós –me respondió en el mismo tono. Algo me hizo girarme y mirarle.

 -Eeemm…gracias por acompañarme Migui-le dije sonriendo.

 -Fue un placer, en serio.- Y se inclinó para besarme. Claramente me aparté. No quería nada con él, pero no le quería hacer daño, asique me giré y comencé a subir la enredadera. Por el rabillo del ojo vi que Miguel se había quedado con una cara de susto. Su cara tenía un matiz infantil que me encantaba, y que derritió mi corazón. Suspiré.

 -No te sientas mal Migui, es que, bueno…-dejé la frase sin terminar. Miguel asintió.

 -Claro, lo entiendo-sentí su mirada en mi cuello cuando me llegaron sus últimas palabras: y te esperaré.

  Llegué a mi habitación tras mucho esfuerzo por el pie torcido. Se me estaba empezando a hinchar. Maldita sea. Pero lo ignoré, mañana me tenía que levantar temprano: los sábados por la mañana trabajaba.

 Mi cabeza apenas había rozado la almohada, y ya estaba dormida.

CAPITULO 1

Comenzando este capítulo, comienza mi libro, historia (o como quieran llamarle). Espero que os guste, ¡Crucemos los dedos!

HABÍAN dado ya las doce en punto, por lo que las monitoras estaban a punto de terminar de dar la ronda. Respiré hondo e intenté tranquilizarme en la cama. Cuando no escuché ningún ruido, ningún paso, aparté la manta y me levanté.
  Abrí el armario y cogí la ropa que había escogido para esta noche. Había elegido un conjunto oscuro para que no se fijasen en mí; sudadera de capucha azul marino con pantalones negros, y botas negras. Ya con la ropa puesta, entré en el baño y me lavé los dientes, y solo después de verificar que todo estuviese en mi mochila, me miré al espejo. 
  Mi cabello caía despeinado sobre mis hombros haciendo unas pequeñas espirales. Seguía algo mojado,  pues me había bañado antes, por lo que en vez de castaño oscuro (su color) se veía negro. Y el negro quedaba bien con mis extraños ojos violetas. Sí, violetas, pero rectifico, no son tan extraños, al fin y al cabo, hubo otra mujer que los tuvo del mismo color. Mi cara ya casi no tenía la redondez infantil. O bueno, si la tenía, pero vamos, faltaban ocho meses para mis magníficos diecisiete, por lo que quedaría un año para los gloriosos dieciocho, cobrar la herencia de mis padres, y marcharme muy, muy lejos de este maldito lugar.
  Con un encogimiento de hombros me asomé a la ventana. Había dos pisos antes del césped, si caía mal, me iba a costar caro. Alejé esos pensamientos al ver la sombra de alguien aproximarse a mi punto de caída.
 -¿Piensas bajar o qué?-susurró la voz de Melisa, mi mejor amiga.
 -No es tan fácil como parece. Cuesta saltar.
 -Oh vamos, como si no lo hubieses hecho antes-me dijo riéndose silenciosamente.-Salta, ya.
  Así que cogí aire, y pase la barandilla de seguridad. <> me dije. Y salté.
 Era magnífico sentir el aire en tus mejillas mientras caías, sentir el aire traspasarte rápidamente y… mis pies tocaron suelo. Fue asombrosamente doloroso, y aunque no era la primera vez, me torcí un tobillo. 
  -¡Ay!-grité. Enseguida la mano de Melisa me tapó.
 -¡SHHHH! ¿Estás loca? Vamos, arriba-me dijo, ayudándome a incorporarme. Nos movimos lentamente (porque fui cojeando) hasta el portal del orfanato, donde no éramos las únicas en esperar a alguien. Había otras veinte personas allí, entre ellas Jotapé, mi querido amigo gay.
 -Hola. ¿Porqué cojeas?-me preguntó alzando una ceja. Yo simplemente le respondí con un gruñido, malhumorada.-Bueno, me he traído a Miguel, ya sabes, mi amigo-me dijo cuando le miré confusa.
 -¿Ese que no nos ha dejado en paz ni un segundo desde que empezaron las clases?-le dije medio en broma, medio en serio.
 -Ese que a ti no te deja en paz un segundo, sí-dijo. Yo simplemente giré los ojos y miré mi reloj cuando Miguel se nos acercó.
 -Hola chicos.-dijo exhibiendo una sonrisa de oreja a oreja.
 -Hola.
 -¿Porqué cojeas, Tis?-me preguntó.
 -Me mordió el perro del guardia.-le dije con una media sonrisa.
A Miguel se le esfumó la sonrisa y me miró desconcertado.
 -¿Qué?
  Pero, gracias a Dios, no le dio tiempo a más ya que un chico por fin abrió la puerta. Salimos silenciosamente, yo cojeando y con Miguel pegado a mi trasero diciéndome que no hay ningún guardián en el orfanato. Melisa llegó corriendo a mi lado con cara de Traigo Noticias.
 -He estado averiguando por ahí…-empezó.
 -Y morreándote con alguien-señaló Jotapé a su boca despintada. Pero Melisa a ese comentario solo le sonrió.
 -…que la mayoría van todos a la fiesta del parque, por lo que hoy, al no tener planes-enfatizó la palabra no- ¡vamos a esa fiesta! Dicen que es de comienzo de curso.
  Como no hay quien le diga que no, los cuatro nos encaminamos hacia el parque a las doce y media de la noche. Todo estaba oscuro menos cuando las farolas nos alumbraban. Enseguida Melisa comenzó a hablar. Melisa adora hablar. Si hubiese un premio a la persona más habladora, Melisa con mucha diferencia ganaría. Que no digo que yo no hable, pero Melisa, ella es un caso especial. Y su tema favorito es Manuel.
 -Escuché decirle a Antón que Manuel y sus amigos iban, asique espero…-y así siguió todo el camino. En un momento, hice que me dolía el pie y paré para descansar. Jotapé se paró conmigo y fuimos atrás riéndonos del pobre Miguel que le tocó aguantar a Melisa, que solo se calló cuando llegamos al parque.
  Fuese quien fuese quien le dijo lo de la fiesta tenía razón; estaba casi todo el pueblo allí reunido. La música resonaba en mis oídos. Miré a Jotapé y sonreí. 


Espero que os haya gustado (: Enseguida pongo el dos (:

30 de octubre de 2009

Con esta entrada queda abierto el blog oficialmente. En cualquier momento comienzo a subir el libro, que (me da corte admitir xd) aún no tiene título, pero aquí va (aunque puede variar) la sipnosis:

Tisiana puede parecer una chica de dieciséis años(o casi diecisiete, como le gusta decir) normal y corriente que vive en un orfanato. Tiene sus dos amigos (y únicos) de siempre: Melisa y Jotapé. Pero Tisiana tiene algo inusual; unos excéntricos ojos violetas, que ella nunca le da importancia hasta que conoce a un grupo de chicos muy raros, que no paran de hacerle preguntas. Aquel grupo está encabezado por Leo, un chico alto, guapo, misterioso, que saca más de un suspiro a las chicas, incluida Tisiana.
¿Porqué tienen tanto interés en que Tisiana vaya con ellos hasta su internado(que ella nunca habia escuchado hablar de él)? ¿Qué tiene Leo que hace que las tripas de Tisiana se estrujen, como nunca lo han hecho?
Adéntrate en un nuevo mundo que está a tu lado, pero tú aún no lo sabes.

Bueno, un besiito a todos y espero que os guste, crucemos los dedos(:

Con esta entrada queda abierto el blog oficialmente. En cualquier momento comienzo a subir el libro, que (me da corte admitir xd) aún no tiene título, pero aquí va la sipnosis:


 Tisiana puede parecer una chica de dieciséis años(o casi diecisiete, como le gusta decir) normal y corriente que vive en un orfanato. Tiene sus dos amigos (y únicos) de siempre: Melisa y Jotapé. Pero Tisiana tiene algo inusual; unos excéntricos ojos violetas, que ella nunca le da importancia hasta que conoce a un grupo de chicos muy raros, que no paran de hacerle preguntas. Aquel grupo estña encabezado por Leo, un chico alto, guapo, misterioso, que saca más de un suspiro a las chicas, incluida Tisiana.
 ¿Porqué tienen tanto interés en que Tisiana vaya con ellos hasta su internado(que ella nunca habia escuchado hablar de él)? ¿Qué tiene Leo que hace que las tripas de Tisiana se estrujen, como nunca lo han hecho?
 Adéntrate en un nuevo mundo que está a tu lado, pero tú no lo sabes.

Bueno, un besiito a todos(:

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