31 de enero de 2010

CAPITULO 33

HOOLAA!! Bueno, he estado unas semanas qe no escribía nada de nada. Pero ahora..... os subo OTRO!


Y pa el martes, como una especie de fuesta por mi cumple (jijiji) subo 2 SIIII!!! Bueno mis niñññños os quierooo(:



  ME sentía agotada. Tenía los ojos cerrados, y no tenía fuerzas para abrirlos, más mi cuerpo contestó a las caricias de unas manos suaves y dulces que con delicadeza, rozaban mi cara, mi barbilla, mis labios y demás.

  Involuntariamente suspiré en sueños, y la mano se quedó congelada. Fruncí –o algo parecido- el ceño cuando la mano se separó de mi piel, y un pensamiento se me escapó por mi mente: “otra vez no”.

  Gemí. No sabía por qué, pero extrañaba esa mano. La quería, y la quería ya. Gemí, y esta vez no solo fue más fuerte, sino que tuve fuerzas para mover ligeramente la cabeza.

  Un murmullo se escuchó y me quedé inmóvil. No se crean, literalmente: no me podía mover, aún cuando me sentía con fuerzas para hacerlo. Identifiqué aquel bajo sonido como un hechizo que actuó en mí dándome sueño.

  Sentía mi mente aflojarse y acomodarse a un sueño profundo, aunque mi consciencia daba guerra por conseguir aquel roce de aquella mano…

  …que me estaba acariciando.

Esta vez parpadeé varias veces antes de abrir los ojos y encontrarme con unos preocupados ojos azules.

  -¿Tisiana? ¿Amor? –dijo Leo.

Mi mirada desenfocada terminó de enfocarse para ver a un chico de pelo oscuro, piel morena, labios finos y ojos azules preocupados. Leo. Mi novio.

  Un suspiro de satisfacción salió de mi nariz cuando sentí su mano acariciando mi cara como había hecho antes.

  -Sí, yo creo que vuelve en sí –dijo la voz de Insua al fondo.

Intenté incorporarme, pero una tercera mano me empujó delicadamente en el pecho para acostarme.

  -No se mueva, Srta. Severino.  –la delicada voz de una mujer me llamó la atención. Reconocí el tono… pero la última vez estaba gritando, y desde luego su voz no rozaba la dulzura. Mi mirada se encontró con la de la reina, que tras segundos de vacilación, optó por bajar la vista.

  Muy ligeramente, asentí y me recosté sobre la blanda almohada.

  -¿Dónde estoy? –dije. La pregunta era para Leo, pero no podía apartar la mirada de la cara de la reina.

  -Estás en Palacio, Tisiana, en la enfermería de Palacio –contestó Leo. Mis ojos se giraron veloces hacia los de Leo.

  ¿En Palacio? ¿En la enfermería? ¿Qué hacía yo en una enfermería? Cerré los ojos, agotada intentando recordar. La idiota de Iara había corrido hacia su hermano para salvarle, pero al final había sido yo quien corrió para intenta protegerlos.

  La luz negra…

  -¿Qué era ese poder de color negro? –susurré.

  -Magia negra –contestó Leo, bajando la voz, también.

¿Cómo podía haber sobrevivido a un ataque así? Entonces recordé la energía. Aquella energía que me había traspasado haciéndome daño de un modo hermoso, por imposible que parezca. Pero me había estado quedando sin aire. A cada segundo la energía se hacía más blanca, más hermosa, pero ya inaguantable el dolor. El aire se me escapaba, podía ver con los ojos entreabiertos una luz negra detrás de la mía blanca, pero…

  -Perdí –dije con un hilo de voz.

  -¿Qué? –dijo Leo acercándose más. Sentí a la reina acercarse más.

  -Sí –dije. Abrí los ojos para posarlos en los atentos de Leo- Perdí contra aquella luz oscura… aquella magia negra. ¿Cómo es que sigo viva? –Vacilé- ¿y Iara? –un mareo me recorrió y dejé caer la cabeza sobre la almohada.

  -Iara está bien, Tisiana –dijo la reina alzando la mano para tocarme, pero en un último vacile, la dejó caer en la cama- Gracias a ti, los hermanos Green están a salvo. Iara fue quien te agarró antes de que te cayeses, y su hermano, el valiente Roi, se despertó ayer.

  -¿Ayer? –dije confundida. ¿No había sido ayer el ataque-terremoto-lo-que-sea?

  -Sí, Tis. –Contestó Leo- Llevas inconsciente casi cuatro días.

Tosí.

  -¿Casi cuatro… casi cuatro días? –tartamudeé. ¿Pero como era eso posible?

  -Al parecer gastaste muchísima energía para hacer…intentar –se rectificó la reina- hacer un campo de protección a vuestro alrededor.

  -Pero… -fruncí el ceño- lo conseguí. Hice el campo de fuerza… entonces una sombra se interpuso en mi camino, y fue cuando perdí la consciencia.

  -Tis… -comenzó Leo, pero fue interrumpido por la puerta, que se abría dejando ver a una Iara cabreada, que sonrió al verme.

  -¿Pero cómo que no puedo entrar? ¡Me salvó la vida! ¡Y pobre aquel que no me deje ver a mi mejor amiga! –sentí un escalofrío cálido por la última frase que Iara dijo. Que yo era su mejor amiga. Sonreí abiertamente.

  -¡Tis! –gritó, y apartando a mi novio, me abrazó fuertemente.

  -No…puedo…respirar –dije.

  -¡Ups! Claro, estás algo convaleciente todavía. Bien, bueno… solo te quería dar las gracias, Tis, enserio, lo que hiciste fue increíble. Fue un gran gesto tuyo el que hayas reaccionado de esa manera aunque fuese la reina el que pudo parar aquella hechicería negra –dijo de un sopetón.

  Volví a fruncir el ceño, mucho más confundida. ¿Por qué decían que había sido la reina? ¡Yo les había salvado! Por Dios, ¡Casi muero! La sombra, que ahora sabía era la reina, se había interpuesto después.

  -Creo que no recuerda nada –dijo la reina delicadamente. Alcé la vista hacia ella, enfadada.

  -Por supuesto que me acuerdo, solo estoy… confundida. –Me quedé en silencio varios segundos.- Fui yo quien se interpuso entre el hermano de Iara, ella misma y la bola de magia negra, ¿no? –dije.

  Estaba intentando organizar mis pensamientos.

Leo me cogió de la mano como pudo con Iara delante, y me la apretó en muestra de cariño.

  -Así es –sonrió Iara- Fuiste muy valiente.

  -Bien –la ignoré- Y si no fui yo la que creó el campo de fuerza, ¿quién fue?

  -La reina –dijo Leo. Su sonrisa era forzada. Sus ojos dejaban traslucir una preocupación grave… y debajo de ellos leí miedo también. ¿Miedo?

  -Pero… -sentí un severo golpe en la cabeza, que hizo que flaquease. Me llevé la mano libre a mi frente, ahora perlada de sudor. El golpe había sido psíquico. Mental, por dentro, nadie me había pegado. Pero era como un muro que me impedía ir más hacia allá.

  -¿Serías tan amables de dejarnos solos un momento? –Dijo Leo, mirando a la reina- Por favor, su Majestad.

  -Claro que sí, querido Royal –se levantó, y con gracia salió de la habitación, seguida de Iara e Insua.

  Me dejé caer en la almohada, agotada. Todo esto era muy raro. Viaje improvisado, mentiras para encontrar al hermano, reina, novio encontrado, príncipe furioso, ataque, defensa… confusión.

  -Leo… -dije, pero Leo, que se había acercado con una silla me puso un dedo en el labio pidiéndome silencio.

  -Tis… ¿qué es lo último que recuerdas? –dijo. Vaciló un momento, bajando la vista al suelo, y mordiéndose el labio inferior produciéndome ganas de levantarme y mordisquearlo. Levantó la mirada- ¿Y bien?

  -Pues, recuerdo correr hacia Iara interponiéndome entre la magia negra y ellos. Luego, cerré los ojos y extendí los brazos en cruz para protegerles, y sentí… -paré abruptamente. Ya casi no recordaba nada. Cada vez que intentaba recordarlo, se escapaba, como cuando estás en la ducha agarrando el jabón, y se te escapa una y otra vez.

  -¿Qué sentiste Tis? –La voz de Leo fue como un torrente de recuerdos.

  -Sentí que una extraña energía salía de cada poro de mi piel. Por cada centímetro de mí, recorriéndome, excitándome, haciéndome daño.

  -Magia de Defensa –asintió Leo. Ante mi expresión de “¿einch?” agregó- Es algo que estudiamos en segundo. Todos los magos lo tenemos. Cuando por detrás nos tiran algo, no suele darnos, a menos que sea un chorrente de magia, por lo demás, una pelota, un ladrillo… se desintegra o rebota.

  -¿Por qué no lo hizo Iara? –pregunté.

  -Porque era magia negra –contestó él- y la magia negra mata, Tis, y solo la realeza es capaz de combatirla y ganar. Un mago normal se queda sin energías hasta que muere –dijo guiñándome un ojo- mientras que la reina sólo tuvo que concentrarse un poco e interponerse entre tú y la luz.

  -Cuéntame… cuéntame lo sucedido desde tu punto de vista –quise saber.

  -Lo resumo. De repente de adelantaste como una zombie mirando a la pared, y cuando grité tu nombre ya era demasiado tarde, tu ya corrías gritando hacia Iara. Entonces te pusiste delante de los dos hermanos, abriste tus brazos, y creaste un campo de fuerza.

  >>Cuando cerraste los puños, la reina dio un paso hacia delante, pero se quedó quieta cuando gritaste. Sólo un segundo, y luego corrió a ponerse delante vuestra, pronunciando unas palabras muy raras.

  >>Y fue cuando pusiste los ojos en blanco, y te desplomaste sin más. Pero Iara, que había estado abrazando a Roi, corrió y te sujetó justo antes de que cayeses. Desde aquella estuviste inconsciente, recuperando fuerzas –finalizó.

  -¿Y eso en cuánto tiempo? –dije. Desde luego, no era nada parecido a mi versión- Me refiero al tiempo que duré con el campo de fuerza.

  -Unos… no sé, eh, ¿veinte, quizá treinta segundos? –dijo.

  -¿Treinta segundos? –exclamé. Para mí que había sido varios minutos. Bufé. Treinta segundos, y en cama tres días.

  Leo se acercó a mí sin previo aviso y me besó, provocando que mi corazón latiese a mil por hora, haciendo que el aparatito pitase rápidamente.

  -Me gusta esto. –Sonrió él cuando se separó.

  Con toda la fuerza que fui capaz levanté una mano y le atraje hacia mí. Jadeantes, pero felices, nos separamos de un apasionado beso.

  -A mí también.

  -Fueron los peores momentos de mi vida –dijo de repente Leo.

  -¿Qué?

  -Verte ir hacia el agujero negro, y luego caer desplomada, como si estuvieses –tragó saliva- muerta –le recorrió un escalofrío- fue horrible, Tis. Enserio.

  -Lo siento, fue algo insensato, pero no pude evitarlo –dije acariciando su barbita de dos días.

  -Oh, no, no te disculpes, fue un hermoso gesto –dijo él- pero después fueron cuatro días más de sufrimiento.

  -Venga ya –sonreí- fueron tres, y segundo: lo has pasado peor con tu hermana.

   -Cierto, lo pasé mal –asintió Leo- pero lo que a Yaki le sucedió es completamente normal y ya está bien. Y… bueno, tú eres mi novia, y luego…

   -¿Dónde está? –le interrumpí- Tu hermana.

  -Ah, pues, debe estar en alguna habitación de Palacio. –Se encogió de hombros- Pero no me interrumpas.

  Se levantó y se acercó a mí hasta que casi nuestras narices se tocaron.

  -¿Se puede saber qué haces aquí, Tisiana Severino? –susurró.

Me encogí en la cama bajo su mirada.

  -Yo… vine a ayudar a Iara a buscar a su hermano…

  -¡Su hermano no estaba perdido! Dios, Tisiana, ¿sabes lo que te pueden hacer aquí? En España te lo pasaban, pero, ¿en Viena, donde residen los reyes? ¡No puedes ir por ahí paseándote con esos ojos!

  Batí mis pestañas.

  -No era un cumplido –dijo él.

Suspiré.

  -Lo siento, sé que no debí hacerlo, pero se me puso a llorar… y no sé, no la podía ir dejar sola, porque venir lo iba a hacer con o sin mí.

  Ahora Leo respiró profundamente.

  -Me matas, Tisiana. Enserio.

  -Bueno, yo me alegro de verte –dije.

 Leo me miró penetrantemente.

  -¿Y crees que yo no? Es un alivio tenerte cerca de mí, aunque sigo pensando que es todo un peligro. Me gusta tenerte cerca de mí. Desde la primera vez que te vi a los ojos –dijo.

  -¿Enserio? –dije, pensando en cuando en el bosque me había mirado duramente.

  -Bueno, en realidad no. Creo que fue en el coche, cuando te pusiste a hiperventilar porque te pedía que comieses conmigo.

  -No me puse a hiperventilar –dije.

Leo alzó una ceja.

  -Bueno, no del todo. –Mi novio se carcajeó en mis narices. Luego me dio un golpecito ligero con el dedo índice en mi nariz.

  -Eres especial, Tis.

  Le sonreí abiertamente.

  -A mí me gustaste cuando la primera vez que me llevaste al internado, volvimos, y en mi habitación te confesé… o mentí más bien, que tenía novio. Me encantó la forma en que te ponías celoso.

  Enarcó las cejas, pero no dijo nada. Se agachó para besarme, simplemente.

  -Toc, Toc –se escuchó una voz infantil desde la puerta.

  -¡Yakira, cielo! –Dije alegre- Cómo me alegro de que estés bien. ¿Cómo te sientes?

  -Muy bien. Me siento fuerte, ágil, mayor –sonrió- ¿y tú?

  -Tirando –le sonreí de vuelta.

Yakira estaba abrió la boca para decir algo, pero la puerta de la habitación se abrió de golpe.

  -¡Oh, vaya Tisiana! –Dijo el príncipe Richard, furioso- Veo que estás despierta, bien, me alegro. –Chasqueó los dedos- Guardias.

  Cuatro hombretones entraron y me levantaron. Leo me puso una chaqueta por encima.

  -¡Eh! ¿Qué hacen? –gritó Leo.

  -La arrestamos por fraude.

  -¿Por fraude? –dije.

  -Sí, y por mentirosa –asintió el príncipe.

Yakira corrió a los brazos abiertos de su hermano.

  -¿Por qué?

  -Por estar vinculada al Señor Oscuro.

  -Pero… ¡le salvé la vida a dos personas del Señor Oscuro! ¿Cómo se atreve…? –grité.

  -Me atrevo –dijo el príncipe en bajo, lo que le hacía aterrador- porque soy tu rey, y ese gesto –movió la mano- pura actuación. Ahora, llévensela.

 Miré a Leo, que estaba teniendo una mirada cómplice con su hermana, pero para cuando alzó la vista, su mirada se tornó triste e impotente.

  -¿A dónde la llevan? –preguntó.

  -A las mazmorras –dijo un hombre. ¿Mazmorras? ¿Y los calabozos? ¿No eran cárceles? Nunca había estado en una mazmorra, y desde luego no quería pero cuando me debatí, me inmovilizaron tan fácil, que fue insultante.

  -Leo –susurré cuando me alejaban de la habitación, lejos de Leo, con una horrible sensación de deja vú.



Bueeeno... un adelantillo?? (:


  -Cuénteme, por favor –le pedí.

  -Por supuesto, alteza –dijo- Pero mientras come, eso será lo que le pida a cambio.

Entonces, al llegar aquí, caísteis al suelo. Podría deciros que en estado de coma, pero desde luego no fue así, pero sí en lo llamado sueño Reparativo. 

(...)

-Nunca había visto así a la reina, ¿sabe? Ella es muy calmada, y hermosamente inteligente. Pero su hijo… su hijo puede con ella, le da muchos disgustos pero es su heredero. Y como muchas madres, se deja llevar por el  malcriado de su majestad el príncipe Richard –me miró, asustado- No se lo diga.

  -No se preocupe –dije con la boca llena.

(...)

Su cabeza se movía de un lado a otro, y le subió una fiebre repentina. Su alteza se acercó a usted y le sacaba los mechones sueltos de la cara, pero eso se lo he visto hacer durante años, Lo que me llamó la atención fue la delicadeza y ternura con el cual lo hizo. Y después le miré a la cara.

(...)

-¿Qué pasó? –dije 

-En efecto, Srta. Severino, amor. El amor está cuando ves crecer a tu planta sembrada, hay el amor que le tienes a una mascota, el amor de una pareja, de dos enamorados –sonrió, nostálgico- y hay el amor que le tiene una madre… -me miró directamente a los ojos- a su hija.


A partir de ahora, en abriendo los ojos, nuevos misterios saldrán a la luz. Mentiras piadosas, amores prohibidos. ¿Que nos deparará?


Dejadme comentarios(:


BESOOOOS(L)


29 de enero de 2010

CAPITULO 32

LECTOOORES MÍOS! Aquí os dejo el cap 32(: Siento la tardanza, pero espero que os guste. El final es algo rarito, pero impactante, y SUPER importante(:

MUAAAAAAAAAAK.


No me dejéis sin comentaaaaaaar(: (aunque sea el cbox)


UNA palabra. Seis letras, y los gorilas volvieron su cabeza a la vez hacia donde nosotros estábamos.

  Iara tragó saliva sonoramente cuando nos ocultamos detrás de una columna.

  -Creo que no nos han visto –susurré lo más bajo posible, pero aún así, nos echamos más y más para atrás hasta que una puerta nos impidió avanzar más.

  -¿Quién está ahí? –se escuchó de una voz que retumbaba.

  -Yo creo que sí –dijo Insua sintiendo su respiración por mi coronilla.

  -Joder, chicos, que son guardias reales, que se ve el escudo –dijo Iara con voz temblorosa. Nos apechugamos lo que más pudimos a la puerta.

  Estábamos atrapados. Nos habían visto, y tanto ellos como nosotros, lo sabíamos. Lo peor de todo era la creciente sensación de claustrofobia que estaba empezando a crecer en mi pecho.

  La puerta de atrás nos impedía el paso.

  Miré a Insua, asustada, y la mirada que me devolvió fue de alarma.

  -¡Tisiana, tus ojos! –Dijo- Se están tornando violetas, de nuevo.

  Me entró pánico. No solo era que nos habían atrapado, si no que habían atrapado a alguien con ojos violetas, lo que podía significar fraude, por lo que me llevarían a un calabozo, o si seguían a la antigua usanza… me colgarían.

  Mi cuello me escoció por el pensamiento.

Cerré los ojos cuando escuché los pasos más cerca, y recosté la cabeza en el pecho de Insua, esperando a que la columna dejase ver a los gorilas.

  Y entonces la puerta de atrás se abrió, y nos caímos todos encima de todos.

  -¡Ay! –dijimos todos, Insua casi sin respiración: el pobre había quedado debajo del todo.

  Se escuchó una exclamación ahogada proveniente de Iara, pero la ignoré y tras sacudirme la suciedad de la ropa miré a mi espalda: la puerta estaba cerrada milagrosamente: estábamos a salvo, por el momento.

  Y tras respirar profundamente, giré la cabeza hacia la habitación, y me encontré con una agradable cara familiar que provocó que mi corazón se derritiese.

  -¿Leo? –dije contenta.

Sus ojos azules, se movieron lentamente de Insua, a mí, y cuando me reconocieron se puso tenso.

  -¿Tisiana? –su voz sonó forzada.

  Un bulto al lado de la cama donde Yakira estaba tendida, se movió. La mujer alzó la cabeza para clavar sus ojos violetas en los míos del mismo color.

  No nos dio tiempo a reaccionar porque se escuchó barullo fuera, para que luego abriesen la puerta de un sopetón.

  La mirada de la mujer se trasladó hacia atrás de mi hombro, abriendo los ojos, pero los míos seguían clavados en ella. Era la primera vez que veía a la reina cara a cara y tan cerca. Era hermosa y sus ojos abiertos como platos, eran de un violeta oscuro, precioso, cargados de sabiduría y de… ¿horror?

  La reina abrió y cerró la boca cuando la interrumpieron.

  -Madre, ¿por qué los guardias están intentando forzar la puerta? –No tuve que girarme para reconocer la voz del príncipe Richard, pero cuando lo hice su lengua se trastabilló y se cayó. Todo el mundo lo hizo.

  -¿Qué es esto? –dijo horrorizado clavándome la vista. Sus ojos violetas iban de en hito en hito, recorriéndonos con la mirada a la reina, a Leo, a Iara, a Insua y a mí. Sobre todo a mí.

  Su mirada se tornó en asco mientras me miraba de arriba abajo. Entonces, con desdén, en su mano apareció un destello blanco y con dos dedos, chascó. La puerta se abrió y cuatro –dos delante y dos detrás- hombres entraron.

  -Que nadie entre. –Solamente dijo. Los hombretones asintieron y cerraron la puerta tras de sí.

  -¿Quién eres? –preguntó el chico.

Solté el aire que había estado conteniendo. El príncipe me había visto. Su mirada era de odio completo y su mueca de la boca dejaba ver el asco que me tenía.

   -Contesta.

 Abrí la boca pero un nudo se me hizo en la garganta impidiéndome hablar. Por detrás de mí, sentí moverse a la reina.

  -Hijo mío… -empezó, pero Richard, el príncipe, levantó una mano haciendo callar con la mirada también a su madre.

  -Has visto que tan solo con un chasquido, he conseguido que cuatro de mis hombres entrasen. Si lo vuelvo a hacer –dejó unos segundos de silencio- si lo vuelvo a hacer, entrarán, y bajo mis órdenes te llevarán a un calabozo donde la policía te hará preguntas sobre el Señor Oscuro hasta que te quedes sin sangre para vivir, así que, contesta a mis preguntas. Ya te hice la primera: ¿Quién coño eres?

  Vacilando, contesté. En su sermón había algo que no cuadraba.

  -Tisiana, majestad, mi nombre es Tisiana Severino –El príncipe había dicho “Señor Oscuro” incluyéndome a mí en una sola frase. Y eso no pintaba nada bueno.

  -¿Qué te trae por aquí, Tisiana? –siguió preguntando.

  -Vengo a visitar a… -miré a Iara, insegura. ¿Se lo podía contar? ¿O nos meterían en alguna cárcel?

  -¿A quién? –Su voz ahora era más dura- ¿Al Señor Oscuro?

Noté como Leo se ponía tenso a mi lado, y levantando las manos en gesto de inocencia, moví la cabeza, negando.

  -¡No! No, por Dios, no. ¿Cómo cree usted eso? –dije. Richard me caía peor por momentos.

  Dio dos pasos hacia delante, acercándose mucho a mí. Lentamente, Leo me agarró de la mano.

  -¿Y tus ojos? –alargó el sonido de la “s” produciéndome escalofríos.

  -Son mera… -comencé, pero entonces, una temblor sacudió el edificio.

Nos quedamos todos callados, mirándonos los unos a los otros. Me apreté contra Leo, y éste me puso un brazo protector sobre los hombros.

  Otro temblor que produjo que un vaso cayese de la mesilla de al lado de la cama de Yakira.

  ¿Temblores? Me pregunté. Iara me miraba asustada, también, entonces, al príncipe se le alumbró una bombilla.

  Y en ese momento sucedieron tres cosas a la vez.

  Richard gritó.

  -¡Nos atacan! ¡Atacan al edificio!

A la vez que entraban los cuatro guardias de antes, acompañados por otros cuatro que agarraron a la reina y a su heredero, para protegerlos. Pero el príncipe ordenó que nos llevasen también.

  Y una serie de médicos entró para ver a Yakira, y llevársela gritando.

  -¡A cubierto! ¡A la sala…! –sus voces se perdían por el pasillo.

Y pasó una cuarta.

  Tres enormes hombres se encargaron de nosotros. Uno para Iara, otro para Insua, y otro… para mí.

  Leo se puso delante de mí, y encaró al hombre, que con una bola de fuego le echó a un lado.

  -Quédate quieto, guaperas. –Dijo, y me agarró del brazo fuertemente. Mucho, ¿vale? Así que grité adolorida.

  -¡Suéltame! –dije, pero él sólo me cargó a modo de princesa, y me arrastró fuera de la habitación y lejos de Leo.

  “¡Que me sueltes!” gritaba mientras aquel hombre me llevaba en brazos hacia mis compañeros cuando el hotel volvió a temblar.

  -¡…aquí! –Se escuchó la voz de Richard desde delante- ¡Tráiganla aquí! ¡YA!

El gorila que me cargaba aceleró el paso y se acercó hasta al lado de príncipe, que estaba frente a la puerta de entrada del hospital.

  -Tú –dijo señalándome- Tú has provocado todo esto. Eres descendiente del Señor Oscuro, por eso el color de tus ojos.

  Fruncí el ceño, y mi boca se desencajó.

  -Con todo el respeto del mundo, alteza –dije- ¿Me está echando la culpa de un terremoto? –pregunté incrédula.

  -¿Terremoto? –Dijo el príncipe con un tono de burla- ¿Terremoto? Pero vamos a ver, ¿eres idiota, o qué? –escupió.

  -¡Richard! –dijo la reina, mientras yo daba un paso hacia atrás, ofendida.

 ¿Y esta era la realeza? ¿No se suponía que debían de tratar bien a los… eh, su pueblo?- Por los Dioses, hijo, ¿qué modos son esos? –La reina le miraba indignada, y cuando volteó su mirada hacia mí… bueno, hacia mis zapatos, contestó- Perdone a mi hijo, Srta. Severino, tan solo tiene quince años, y a esa edad todo el mundo se cree el rey del mundo… -miró a Richard- aunque sea tan sólo el heredero.

  Insua, que se había acercado a mí por la espalda, me susurró.

  -Esto es obra de magia negra, y de alguien con afinidad de la Tierra. Pero alguien muy poderoso. Quizá un hechicero.

  Asentí en silencio, cuando otro temblor barrió los cimientos. Enfermeras y doctores iban de un lado a otro poniendo a salvo a sus pacientes, cuando Leo llegó respirando entrecortadamente.

  -¡Una parte del techo se ha desprendido cubriendo la puerta de Roi Green, impidiendo la entrada! ¡Necesitan ayuda urgentemente! –dijo respirando fuertemente al final. Se había acercado a mí, interponiéndose entre el guardia y yo, cuando comunicó la noticia. Me quedé congelada.

  No había pestañeado y un borrón rojo, salió corriendo en la dirección por la que Leo había venido.

  -¡Iara! –gritó Insua.

Me di la vuelta, y agarrada de la mano de Leo, corrimos hacia la habitación 32. Cuando llegamos, pude ver cómo Iara lanzaba hechizos a la desesperada, gritando:

  -¡Roi! ¡Roi! ¡Escúchame hermano, te voy a sacar de allí, Roi! ¡Tú sólo aguanta! –y con las palmas abiertas, juntaba las luces de los poderes, aunque con un tono rojo.

  -¿Es su hermano? –dijo la voz de la reina a mi espalda.

Asentí, mirándola de reojo.

  -Necesita ayuda. –Y soltando la mano de Leo, me acerqué a Iara.

  -Respira, Iri, le vamos a sacar –la tranquilicé. Subí el brazo derecho en un ángulo de noventa grados, y cuando iba a lanzar un rayo verde, uno azul se interpuso.

  Sonreí a Leo, luego a Insua, y por último alcé una ceja a los gorilas, que comenzaron a ayudarme con sus poderes.

  Entonces, me concentré, y con el brazo en alto, un surtido de los cuatro colores, salieron de mi mano, juntándose con los otros.

  La piedra comenzó a romperse, y de pronto, cedió. Iara gritó aliviada y entró corriendo.

  Abrazó a su hermano, que gracias a Dios, estaba consciente, y me saludó con la mano. Pero entonces algo raro sucedió.

  Se me erizaron los pelos de la nuca y del brazo, y sin saber cómo y por qué, miré a Iara, a sabiendas de que algo iba mal.

 Un rayo de luz negra atravesó la pared de atrás de Iara, agujereándola un poco. ¿Negra? ¿Era la luz negra? Sí, sí que lo era, me dije, por lo que significa que… ¡Magia negra! Dios Santo, estaban utilizando magia negra.

  Y entonces lo pillé.

  Si la corriente de luz negra seguía así unos segundos más, mataría no solamente a Iara y a su hermano. Sino que me atravesaría a mí directamente para darle a la reina.

  Antes de que me diese cuenta, mi cuerpo se movió. Primero hacia atrás, empujando a la reina, para que se moviese, y luego corrí junto a Iara, pero me paré en seco a unos dos metros de ella, ya en la habitación. La razón: era espectacular la imagen de cómo una brecha se abría y daba paso a la luz negra… que se movía en dirección a una asustada Iara.

  -¡Iara! –grité alzando la mano, pero sin moverme.

Me moví.

  -¡TISIANA! –se escuchó atrás mía, cuando corriendo y gritando “¡IARA!” me puse delante de ella, y abrí los brazos en un gesto protector.

  En ese momento la brecha se terminó de abrir, y una luz venenosa salió de en medio.

  Cerré los ojos, viendo las caras de a quien más quería: Leo, Iara, Insua, Jotapé...

  Algo fuerte me golpeó, y sentí cómo se me escapaba el aire, como si me diese un golpe en la barriga. A través de mis párpados cerrados, podía distinguir un haz de luz blanca, hermosa.

  … y en mi madre.

Apreté los puños, y sentí energía pura, limpia, hermosa, salir de mí. Por todas partes, por cada poro de mi piel, que se sentía maravillosamente, a la vez que doloroso por cada segundo que seguía.

 Grité a todo pulmón.

Entreabrí los ojos un poco, pero un haz de luz blanca me cegó, obligando cerrar los ojos, y por último una sombra se interpuso entre mí y esa luz que no me dejaba en paz.

  La extraña pero hermosa energía paró de golpe de salir de mí, produciendo que mi aire se escapase. Por completo.

  Puse los ojos en blanco, y me dejé caer al suelo, introduciéndome en un sueño oscuro.



Mis cariños, temo deciros que no puedo dejaros adelanto POR AHORA.

Intentaré ponerlo luego. 


Os amooo(:

hola!!! Les traigo una buena notiiicia(:


jajaja

después de que veáis este hermoso capítulo... no os vayáis porque SUBO EL CAP 32 DE ABRIENDO LOS OJOS (:

Asíque... respirar hondo, y... ¡glee!






Bien.. ahora, el cap. 32 (;

26 de enero de 2010

MIS AMORESS.

Siento el retraso, estoy por la mitad ya del capitulo 32, no os preocupéis, pero mientras.... ANIMAROS CON ¡GLEE!

Los primeros minutos y los últimos son los mejores, aunque no os perdáis los del medio. (:







OS QUIEROO!! no me dejeis sin coments!!(:


23 de enero de 2010

TRAILERS.

Hoola!!


¿Quién a parte de mí, esta enamorada de Taylor Lautner? ¿A quien le gustan las canciones de Taylor Swift?

Si os gusta uno o los dos, NO os podéis perder la proxima película del director de PRETTY WOMAN, viene una película romántica y cómica haciendo una fusión perfecta.

Junto a actores como Julia Roberts, Emma Roberts, Topher Grace, George Lopez, Hector Elizondo y muchos más THE VALENTINE'S DAY promete.

En EEUU se estrenará en febrero, y vamos, supongo que el 14. Espero que aquí en España y en los demás países hagan lo mismo. Sino, no tiene chiste xd

Os dejo el Trailer oficial, y el "trailer 2" donde, Taylor Lautner y Taylor Swift salen(: xD
Contadme que tal. a mí qe se ve bueniiiiisima, ya sin contar a estos dos chicos. Besiiitos(:

TRAILER OFICIAL.


TRAILER 2.



MUAAAAK (L.

22 de enero de 2010

HOOLAA!!!

Veréis, no sé si os acordaáis de que os dije que, bueno. el blog ML, me iba a hacer una reseña. Se supone que me iban a comentar por correo que ya estaba subido, pero al parecer hubo problemas técnicos, pero, ppor fin, por fin por fin! Está mi reseña en el blog.

Os dejo el link, para que veais mi reseña, sólo darle AQUÍ y daros un gustillo a la vista(: Comentadle al blog, y de paso PORFAVOR, me contáis que tal estuve.

Bien, me alegra saber que la portada 2 ganó en la encuesta, porque esa es la portada oficial de Abriendo los ojos(:

En cuanto a la entrevista que me hicieron, aún no lo han subido, pero espero que cuando lo hagan... los malditos correos lleguen.(: jajajaja

Bien, espero que os guste, a mí me hizo MUCHÍSIMA ILUSIÓN.  

Oye, que no es porque sea buena (aunque influye.. que NOOO!!) pero si tú también queires tener tu reseña. dale AQUÍ  y luego a "¿como participar?" O si quieres ver las otras blognovelas, le dais a "Índice de blognovelas".



Ahora, cuando sepa cual es, os traigo el banner(:





pd: PORFAAAAAAAAAAAAA comentadme que tal, tanto en la entrada como en el cbox.




-ACTUALIZADO-

Bueno, aquí os dejo la portada para que la admiréis :P jajaja, bueno, y hoy es 22, por lo que faltan 11 días pa mis 15 (: jijiiji MUAAAK.



Hola!!!

SIIIIIII PORFIIN!! ESTÁ DE VUELTA LA SERIE QUE ESPERABAMOS.... THE VAMPIRE DIARIES.!! Bueno, yo quiero tanto como vosotros ver el cap, asique me callo(:








COMENTAAAADME QUE TAAAL!! (:

21 de enero de 2010

Hollaaa..!! Bueno, no sé si recordareis que os dije que hoy tuve un concurso de caaanto ... canté con mi mejor amiga la cancion de "Walking on Sunsine" y.... ¡ganamos! jiiji.. aunque seala semifinal...se, no es muy interesante, pero espero qe esta vez se cumpla lo de a la tercera va la vencidaxd


y hablando de 3... aquí os dejo el cap. 3 de glee (:






Comentaaaaaaaaaaaaaaaaad(:

19 de enero de 2010

jijijiji

El segundo cap es para Marteeeta(: y pa quien lo quiera.. (:






MUAAAAAAAAAK. (L)

17 de enero de 2010

HOLA DE NEW!!

Por el retraso me siento mal, y ¿recordais que os pedí ayuuda sobre una serie llamada glee?

Bien, pues aquí os traigo el primer capitulo subitulado al español para que vayais desgustando con su espectacularidad(:






Bueno, qué opinais???? Subo una encuesta :D

A mí en realidad me ENCANTA esta serie(: jijiji espero qe disfrutéis como yo lo hago(:

CAPITULO 31

Hola!!! POR FIN ! jajajja, aquí está EL CAP 31.  Siento la demora:(  No me odiéis.


Y voy a tardar en poner el próximo, porque veréis, puede que no os interese mi vida, si es así, sáltate este párrafo, pero sino, mira: el jueves tengo un concurso de canto, y mañana lunes voy a casa de una amiga a terminar la coreografía de la canción. El martes escribiré pero el miércoles tengo examen y tengo que sacar muy buena nota si quiero ver el ordenador otra vez xP Y luego el jueves... el concurso!! :P jajaja Y bueno, el viernes ya terminaré.
Si queréis luego pongo más info(: 

Y ahora sin más preámbulos, el capítulo 31 de Abriendo los Ojos :D


 

  -DAMAS y caballeros, les habla el piloto, por favor, quédense en sus asientos, abróchense sus cinturones que en cinco minutos comenzaremos el aterrizaje en el aeropuerto de Viena Schwechat (VIE). Gracias.

  Riendo, cada uno se puso en sus asientos correspondientes. Nada más despegar, Iara y yo nos dormimos, yo todavía agarrada a la mano de Insua.

  A la media hora unas turbulencias nos despertaron y aunque no lo admití, por dentro sólo quería cerrar los ojos e intentar desaparecer, pero me aguanté y jugamos cartas, abusamos de las azafatas –jeje, hay que admitirlo- y nos trataron como reyes. Los últimos minutos nos dejamos caer en cualquier asiento y nos pusimos a pensar cada uno en lo suyo.

   Estábamos empezando noviembre, por lo que haría mucho frío en Viena, más yo no llevaba ropa de abrigo, casi que ni llevaba ropa, pero Insua me dijo que no me preocupase ya que allí compraríamos más. También Leo estuvo presente en mi mente porque él estaba en Viena, así que lo más probable era que nos viésemos, algo que me alegraba muchísimo.

  Luego estaba la reina, porque aún estando convencida de que todo lo que mis amigos –y profesor de la escuela- creían, ella no era mi madre. La recordaba, vagamente, pero lo hacía.

  Era rubia, pero un tono oscuro con una cara blanca y suave, siempre sonriente aunque con una mirada de atención a todas horas, mientras la reina tenía el pelo oscuro y su voz era dura e imponía, en cambio, según recordaba la de mi madre era suave, dulce… maternal.

  Pero tenía miedo de todas maneras. Mis ojos… eran casualidad pero ¿me iban a creer? Entonces, comencé a pensar en lo que podrían hacerme y me preocupé: ¿me meterían en un calabozo por fraude y jamás vería la luz solar otra vez?

  La voz del capitán me sobresaltó y tras un hondo suspiro me fui a mi asiento, me puse el cinturón y esperé al aterrizaje.

  Llegó con una sacudida y luego el sonido de los frenos y la ligera inclinación del las cabezas por la inercia.

Nos miramos todos emocionados por la llegada, pero nadie dijo nada. Se produjo un extraño e incómodo silencio.

Y en silencio bajamos del avión y tras el control y demás, salimos al frío de Viena. Insua sacó una sudadera verde que iban con sus converse, Insua una roja, y yo me saqué la negra de toda la vida.

  Miramos alrededor en silencio: caras alegres por ver de nuevo a sus familiares, besos entre amantes y abrazos para los padres que vuelven por fin. Manos formalmente estrechadas, solitarios que llegan a casa, y turistas, que como nosotros, estaban fuera al frío, esperando.

Nuestro silencio se hacía cada vez más desconcertante, y se notaba las ganas de romperlo en el ambiente, más nadie sabía que decir, hasta que Insua dijo lo que en realidad pensábamos con alivio.

  -Llegamos. –Todos respiramos pesadamente, pero pronto me tensé.

  -¿Y ahora qué? –dije.

Coches llenos de sonrientes personas pasaban frente a nosotros, y taxis se iban con mundanos y criaturas mágicas.

  -A palacio –dijo Iara cargando con su mochila y yendo hacia un taxi.

Insua y yo nos miramos, me encogí de hombros y seguí a Iara con Insua detrás de mí.

   El taxi que estaba delante no era mágico por lo que no nos montamos. No lo sabía hasta que le grité a Iara que por qué no nos habíamos montado en el taxi anterior que aquí hacía mucho frío, y ella me miró a los ojos y susurró:

  -No tiene la marca mágica.

  -¿La qué? –dije.

  -Ya sabes, cuando algo mundano también te puede transportar, vender… algo mágico, tienen una marca. Es una especie de pegatina verde fácil de ver si sabes que está ahí. En los taxis que te pueden lugares mágicos lo tienen en la puerta del copiloto, y pasaremos frío hasta que no venga uno con una pegatina.

  Miré a Insua, esperando su respuesta, pero él sólo se encogió de hombros y adoptó pose de espera. Yo me crucé de hombros.

  -Genial –y pasamos frío hasta que un maldito taxi paró frente a nosotros con una pegatina verde, y entramos.

  El taxista nos habló en un idioma extraño.

  -No sabemos alemán –dijo Iara- pero si nos puedes llevar a Palacio se lo agradeceríamos.

  -Como si él supiese hablar español –bufé.

  -Pues claro que sé –dijo el conductor, y sonó ¿ofendido?

  -Perdónele, señor, es nueva. Bueno, ¿nos vamos? –dijo Iara.

Insua miró a la ventana sonriendo con sorna.

  -¿Y ahora qué? –dije roja de vergüenza.

  -Recuerda que España es sinónimo de realeza para las criaturas. Es una de las Capitales Reales de los Cinco.

  -¿Los qué? –dije. Mi cabeza empezaba a dolerme con tanta información nueva.

  -Novata –se burló el conductor.

  -¡Eh! –dije yo.

El coche paró en un semáforo y el conductor miró para atrás. Solté un grito.

  -¿Qué? ¿Nunca has visto a un cíclope? –el señor me miraba fijamente a mis ojos y yo… al suyo.

  -Yo… -bajé la mirada roja de vergüenza- no, la verdad.

  -Aquí te vas a encontrar a mucha criatura extraña, chica, y te aconsejo que no les grites porque algunos pueden tortúrate sin importarles que seas nueva en esto.

  Alcé la mirada.

  -Lo siento.

  -No… -el señor se quedó con la “p” en la boca- ¡Por la gloria de Bartolo! Mi Majestad, cuánto siento esta escenita, por supuesto que nadie le va a hacer nada…

  -No soy de la realeza, todo esto es una extraña coincidencia, ¿vale?

   Cargué mi mirada en su ojo lo que más pude, y por primera vez en mi vida logré que alguien bajase la mirada antes que yo.

  El resto del camino fuimos en silencio, cuando llegamos al frente de Palacio, y antes de bajar escuché a Iara:

  -Tome, por su silencio.

Cuando el taxi se alejaba, le miré interrogante.

  -Le soborné por su silencio, ya sabes, si se entera la gente de que alguien de la realeza está por aquí… nos la cargamos.

  Un nudo en la garganta me impidió tragar, y la mente viajó a los calabozos. Sacudí la cabeza.

  -Bueno –dijo Insua- ¿Cuál es tu plan ahora, Iara? ¿Cómo piensas ver a tu hermano herido? 

  Iara entrecerró los ojos, herida, pero contestó.

  -Vamos a Palacio, y preguntaremos por mi hermano.

  -Ya, claro, y te van a decir donde está un guardia Elemental…

  -Es mi hermano

  -… que acaba de ser fuertemente herido por salvar la vida de nuestra reina –finalizó Insua.

Ella suspiró y bajó la cabeza, y yo le seguí ya que Insua tenía razón.

  De pronto Iara alzó con mucha energía la cabeza, sonriente.

  -Sobornaremos a alguien.

  -¿Siempre vas por ahí sobornando gente? –Dije atónita- ¿Con qué piensas pagar tu parte del hotel?

  -Pues con dinero, pero primero lo primero –miró alrededor buscando alguien- hay que encontrar alguien lo suficientemente idiota que se deje sobornar y lo suficientemente listo para conseguir la información –señaló a un musculitos que caminaba por la acera de enfrente- Ése es perfecto –y fue tras él.

  Me giré hacia Insua.

  -Está forrada. –Resumió él- Nuestro internado es muy famoso, en el mundo mágico, claro. Es más, te podría decir que es el mejor en estudios –alzó una mano estirada- cinco estrellas, Tis, es muy caro.

  -Y ahora qué voy a hacer –me quejé- Soy miserablemente pobre.

  -Pero tú eres especial –sonrió Insua.

  -Sí, bueno, espero que los sábados ayuden.

  -¿Los sábados?

  -Sí –asentí- los sábados curro por la mañana.

  -Qué coñazo, ¿no? –dijo Insua.

Aparté la vista de Iara y la clavé en los ojos negros de Insua. Me empecé a reír por la extraña conversación que acabábamos de tener, e Insua no tardó en acompañarme.

  -Chicos –Iara se acercó con el musculitos a su lado. Llevaba una camiseta ceñida al cuerpo, y su pelo corto negro resaltaba en su blanquecina piel.- Os presento a Enol, él será quien nos dé el número de la habitación de Roi.

  Enol sonrió y estrechó la mano de Insua.

  -Insua –dijo éste a modo de saludo.

  -Enol –asintió, luego pasó sus ojos verdes a los míos, cogió mi mano derecha y la subió hasta posar sus finos labios en ella. Su tacto era frío, pero placentero y aunque enrojecí fijé mi mirada en la suya rodeada por una circunferencia roja- ¿Y usted, bella majestad?

  -S-s-soy Tisiana –tartamudeé- Y lo de majestad sobra.

 Enol bajó mi mano, mas no la soltó.

  -Como guste.

Insua tosió y Iara miró para otra parte. Sacudí mi cabeza quitando mi mano del suave tacto del vampiro y tras mirar a Iara, que era nuestra guía, la seguí hasta nuestro destino, creando espacio entre Enol y yo.

   Ante nosotros estaba la majestuosidad de una iglesia de los siglos primeros, con una estructura hermosa a toda regla que se veía delicado como el pétalo de una flor.

  El viento soplaba frío y fuerte, nos abrigamos más y tras Enol, entramos.

Por el camino, Iara me explicó un poco más sobre nuestra historia, contándome que aunque estando en otro país donde el idioma era el alemán, para todos los europeos era obligatorio saber el español casi tan bien como su lengua materna, ya que España era Capital Real.

  Había cinco Capitales Reales, uno por cada continente: Asia, Europa, América, África y Oceanía. En Asia, la capital era Tailandia, la capital de Europa es España, en África es Marruecos y en Oceanía Hawái.

  América se había dividido en tres: América del Norte, Central y del Sur. Cada uno tenía sus respectivas capitales: América del Norte tenía a Estados Unidos, América Central a México y América del Sur a Chile, pero en los Cinco, Estados Unidos representaba a América.

  Cada uno de los Cinco tenía sus reyes, por lo que había cinco familias reales, más también había duques y demás cosas, como antiguamente. Y cómo no, entre las cinco familias, una tiene que destacar en el ámbito de poder, y por más antigua, es España.

   Así que, los europeos tenían que saber mínimo dos idiomas por este orden: la lengua materna y español a la perfección, más algún que otro idioma que impartían en el colegio.

  Y las demás personas del mundo tenían que saber tres: la materna de donde proceden, el idioma oficial del continente y español. Aunque no tienen por qué dominarlo como si fuese su lengua materna, tienen que ser capaces de comunicarse en español.

  Por eso nos fue fácil encontrar la recepción. Enol hablaba alemán, pero cuando se dirigían a nosotros hablaban español. Iara me había puesto un hechizo Cambiador, haciendo que mis ojos luciesen verdes por mi afinidad.

  Así que diez minutos después de la escena anterior con Enol, entramos al calor de palacio, y me quedé de piedra.

  Mis ojos se abrieron y mi boca cayó como un buzón abierto, y aún cuando Insua y Iara habían estado viviendo aquí durante la Semana Real, también estaban boquiabiertos.

  Enol llamó por un señor y allí comenzó nuestro plan.

Nos separamos, Enol por un lado y nosotros por detrás de él a una distancia moderada.

  Me iba quedando atrás, ya que la hermosura de Palacio deslumbraba. Tenía un toque elegante a la vez que acogedor, pero enorme, te hacía sentir como si no fueses nada allí, y aún estando dentro, me entró frío.

  Enol seguía al mayordomo que le iba a llevar a información. Una vez allí iba a convencer a quien quiera que estuviese allí que era primo de Roi, y que había viajado desde muy lejos para verle. Sólo esperábamos que fuese una tía para que pudiese flirtear.

  Nos paramos desde detrás de una columna a la espera. Iara se pegó lo que más pudo a la esquina pero no quería ser detectada. La razón: tres menores españoles entre semana en horario escolar en el palacio, traía que pensar, y podían llamar a nuestros (sus) padres o al internado. Algo que desde luego, intentábamos evitar.

  Iara llamó mi atención para que la siguiésemos, y con ella de guía zigzagueamos los pasillos del castillo con paredes de piedra hasta pararnos detrás de otra columna, pero esta vez, tras de ella, estaba la mesa de información con una pegatina verde en la esquina izquierda.

  Y allí a la espera, me pegué junto a un calefactor. Nunca había visto a tantos juntos, pero eso a mi nariz no le importaba, por lo que se tornó roja.

  Insua me miró y sonrió.

  -Pareces Rudolf –dijo.

  Entrecerré los ojos, ofendida pero me froté la nariz para que se me calentase.

  Le miré en busca de un fallo, y me metí con su adorado pelo.

  -Tu pelo está horrible –dije, y por respuesta él levantó una mano y se intentó peinar su pelo sucio y mojado por la llovizna que caía, pero su pelo era rebelde. Sonreí con sorna- Sigue horrible.

  -Pero me queda sexy –dijo Insua y rodé los ojos, pero ocultando una sonrisa. No conocía desde hace mucho a Insua, pero había accedido a acompañarnos aún sabiendo que era muy peligroso en todos los sentidos posibles.  

  Le iba a contestar  siguiendo el juego de niños, pero Iara levantó una mano, pidiendo silencio, que guardamos durante unos minutos.

  Iara habló sin previo aviso y di un respingo. Se volteó para mirarnos.

  -Ya sé dónde está mi hermano –su cara reflejaba preocupación, nos miró a los dos a los ojos- Recordad esto: edificio 3 subsuelo 4.

  -¿Edificio 3 subsuelo 4? -¿Qué era eso? 

  -Sí –asintió Iara- en el hospital Mágico Viena.

  -¿Habitación? –dijo Insua.

 A Iara se le llenaron los ojos de lágrimas, pero cerrando los ojos se las tragó, y cuando los volvió a abrir, tenía la cara desencajada.

  -En Cuidados Intensivos

  -Oh Iri –dije usando el diminutivo que su hermano le decía. Agarré el brazo de Iara y la atraje a mi hombro, donde la sentí sollozar quedamente.

  -¿Srta. Green? –dijo Enol, que se nos había acercado.

 Iara se separó, y de su bolsillo sacó un tajo de billetes. Abrí los ojos muchísimo los ojos, ni en un año conseguiría todo eso.

  Enol asintió, y tras despedirse, se marchó.

  -Bueno –dije yo- Vamos al hospital.

Cambiamos de edificio unas seis veces por no querer pedir ayuda, por lo que nos perdimos, pero una hora y media más tarde conseguimos llegar al edificio 3. Cogimos un ascensor y fuimos al -4, y una vez allí, nos colamos.

  Insua intentó ligarse a la secretaria, mientras Iara con un hechizo nos mantenía invisibles y traducía el ordenador y yo buscaba.

  -Green… Green… -dije mientras buscaba su apellido- Green Alexis, Green Karin, Green Renate… ¡Green Roi! –Exclamé, la secretaria hizo el gesto de mirar hacia aquí, pero Insua la paró- Habitación 32, enfermera Helga, doctor Bruno, bien ¡vámonos!

  Iara nos refugió hasta una columna, y de allí con un hechizo que acababan de enseñarme, me cambié el color del pelo y de ojos y salí.

  -¿Luis, querido? –dije en dirección a Insua.

Éste alzó la mirada hacia mí sonriendo, y la secretaria siguió su mirada hacia mí.

  -¿Qué haces? –me acerqué a él y tomé su mano. La secretaria enarcó una ceja mirando nuestro signo de cariño y furiosa, levantó la vista hacia Insua- ¿La conoces?

  Mi papel era representar a la novia de Luis, para que la secretaria le dejase ir sin la posibilidad de seguirnos para pedirle el teléfono a Insua.

  -¿A la secretaria? –Insua fingió un tono inocente- Pues no, la verdad, le estaba preguntando sobre cómo se sentía ser secretaria, ya sabes, por si quiero estudiar eso.

  Yo reí y le pegué con el puño con suavidad.

  -Pero cariño, ¡Sólo tienes dieciséis!

  -¿Dieciséis? –dijo la secretaria con los ojos abiertos.

  -Pues claro, ¿cuántos iba a tener? ¿Diecinueve? –Dije diciendo la edad que le había dicho Insua- Vamos Luis, mi padre me espera.

  Y nos fuimos dejando enfurecida a la secretaria.

  Tras la columna reímos por la escena, pero yo me sentía mal.

  -Se veía realmente furiosa, Insua. ¿Qué le dijiste?

 Él se encogió de hombros.

  -Cosas que a las mujeres le gusta oír –dijo con voz simple.

Iara nos apuró para llegar a la habitación. Estaba al fondo, y cuando digo fondo es el fondo de un piso mágico, por lo que si fuese mundano sólo entrarían cien habitaciones, con un hechizo podías hacer que nunca hubiese fondo, y así en un piso que caben cien habitaciones, caben quinientos. Y estábamos por el número cuatrocientos diez.

  Caminamos y nos escondíamos cuando veíamos a alguien. Frente a la habitación cuarenta nos detuvimos, porque ya podíamos ver la habitación de Roi, pero desde luego no íbamos a ir.

  Porque tras la puerta se escuchaban murmullos, y fuera había dos gorilas con los brazos cruzados mirando hacia el frente. Así que supuse dos cosas: o estaba siendo estrictamente vigilado por lo que ni de coña entrábamos sin ser vistos, o alguien importante estaba dentro, por lo que nos tocaría esperar hasta sabe cuánto tiempo.

  Todos miramos a Iara.

  -Mierda –dijo.




TACHÁN!! Sé que no es mucha cosa como para tardar tanto, pero enserio, LO SIENTO:(

Bueno, en el próximo capítulo las cosas se van a acelerar...¿un adelantillo?

Están atrapados. Les habían visto, y ellos lo sabían. La puerta de atrás les impedía ir a cualquier sitio y escapar.

Tisiana miró a Insua, y éste cuando la vio se alarmó.

 -¡Tisiana, tus ojos! -dijo.

Se estaban volviendo violetas. Los gorilas se acercaban con una mano iluminada por una bola de poder. Tisiana cerró los ojos y se recostó más contra Insua, que estaba detrás de ella.

Y la puerta se abrió, haciéndoles caer.

 -¡Ay! -dijeron los tres, Insua debajo del todo.

Tisiana se sacudió la suciedad de la ropa y miró para atrás: la puerta estaba cerrada dejando a los guardias fuera. Suspiró aliviada: estaban a salvo por el momento. Y entonces giró la cabeza hacia la habitación y se encontró con una cara familiar que hizo que su corazón se derritiese.

 -¿Leo? -dijo sonriendo. 

Los ojos azules de Leo la miraron y la reconocieron, entonces, se puso tenso.

  -¿Tisiana? -su voz era forzada.

Un bulto al lado de la cama donde Yakira estaba acostada se movió. La mujer alzó la cabeza para clavar sus ojos violetas en los iguales de Tisiana. 

  Entonces se levantó cuidadosamente atónita, y cuando iba a hablar, la puerta se volvió a abrir.

 -Madre, ¿por qué los guardias están aquí? ¡Casi ni me dejan entrar! -no tuve que girarme para reconocer la voz del príncipe, pero cuando me giré y me miró a los ojos, todo el mundo se quedó cayado.

  -¿Qué es esto?

Ni un alma se movió. Ahora sí estábamos atrapados.

;;

Template by:
Free Blog Templates