31 de diciembre de 2010
No tengo mucho tiempo, pero aqui he llegado al prohibido ordenador para desearos un muy buen fin de año.
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2 de diciembre de 2010
Dioos mio, si esque sé que me preferís a mi ( ;P ) pero aunque suene demasiado maravilloso para que sea verdad... hoy, a 02 de diciembre, faltan nada mas y nada menos que CINCO DIAS para que salga a la venta LAST SACRIFICE, Vampire Academy libro #6.
Last Sacrifice es la última novela de la epica serie de vampiros de Richelle Mead... y ella guardó lo mejor para el final.
Asesinato... Amor... Celos, todo reunido en este ultimo capítulo en el que Lissa, la mejor amiga de Rose se enfrenta a enemigos que no quieren verla ascender al trono real.
Cuando Rose es rescatada de la carcel por su único y verdadero amor, Dimitri, el tiempo es esencial. Ella debe probar su inocencia y salvar a su amiga, aunque eso signifique hacer el ultimo sacrificio.
Leer más: http://cosasdecaty.blogspot.com/#ixzz16y04tOas
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22 de noviembre de 2010
De vuelta en España y con material para pasar del papel al ordenador, os saluda vuestra amiga Natalia!!! Bieeen! :D
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17 de octubre de 2010
Bua, que ni yo me creo que tenga dos capitulos tan seguidos hahaha
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11 de octubre de 2010
He aqui el capitulo 43 :)
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No tengo mucho tiempo. Pero esa es la explicación básica para que sepáis por qué no he subido nada. Lo siento muchoo pero llegué aqui el 6 de septiembre, y me voy el 29 de octubre. Estoy casi segura de que un capitulo subire antes de irme, pero aunque ya ha pasado un mes, esto es duro sabéis?
31 de agosto de 2010
Insua y Iara se levantaron de sus sillas en la especie de sala de espera que se encuentra frente a la puerta de la directora y vinieron a mi lado.
-¿Y bien? -se atrevió a susurrar Insua.
Negué con la cabeza, no quería decirlo en voz alta. Insua y Iara intercambiaron una mirada y asintieron.
Tras despedirnos de la directora y un último abrazo a Miguel, fuimos al coche. Insua conducía por la ciudad sin rumbo fijo pasando de un lado a otro sin mediar palabra, como Iara y yo. Estábamos los tres callados cada uno con nuestros pensamientos que seguramente se entrelazaban en algunos puntos.
Jotapé no estaba, en eso no había mentido el Señor Oscuro, por lo que ahora había que planear el plan de verdad, lo más difícil: el rescate. No tenía la más remota idea de dónde podía estar el Señor Oscuro, si nos estaba esperando, si ya era demasiado tarde...
Hasta que Insua me tocó ligeramente el brazo, no me di cuenta de que había detenido el coche y de que yo estaba llorando.
-Tis, sé que es un momento muy duro, y que seguramente crees que no lo conseguiremos -dijo- pero lo conseguiremos.
Mi mirada borrosa se clavó en la suya, que estaba llena de seguridad. Una media sonrisa se asomó a su cara, y tras echar otro vistazo a Iara, quien sonriente me regaló un gracioso pulgar hacia arriba cerré los ojos un segundo. Tranquila me dije Todo va a salir bien. Ya verás, lo conseguirás, como dijo Insua, lo conseguirás, lo conseguirás me repetía.
Respiré hondo y sacudí la cabeza antes de abrir los ojos, entonces les miré fijamente a cada uno y sonreí.
-Pongámonos a ello.
Unos diez minutos después...
-¿Qué quieres? ¡No me entero de nada! -medio gritaba Iara, completamente frustrada.
-Vale, vale, tranquila -le dije- voy a volver a decirlos, ¿ok?
Mis dos amigos asintieron.
-De acuerdo, como os dije antes, son tres profecías con años, incluso siglos de diferencia pero que todas están de acuerdo en algo: el Señor Oscuro volverá y sólo el salvador podrá... bueno, derrotarlo... -suspiré- aunque tenga que morir en el
intento.
-Bueno, según la... ¿primera profecía? -dijo Insua- eso pasa sí o sí.
-¿Qué? ¿Cómo lo sabes? –dijo Iara claramente perdida. Insua iba a contestar, pero levanté una mano.
-Iara, las voy a decir una vez más, ¿vale? Pero será la última. Apréndelas –ordené. Iara esbozó una tímida media sonrisa. Bajé
la vista hacia lo que llevábamos escrito hasta ahí. Las tres profecías, y alguna anotación de ella:
Primera profecía:
Fue vista en las estrellas por un poderoso hechicero aprendiz del nieto del SEÑOR OSCURO. El hechicero se llamaba ANDREW, HIJO DE FEDERIC. Vino de más allá de las montañas, y como él mismo dijo “algo se cuece en las montañas”
-“Es más, diría que para ganar esta guerra alguien de sangre real, un heredero, morirá” –HECHICERO. Últimas palabras antes de desaparecer.
Segunda profecía:
En la coronación de los actuales reyes europeos.
Tercera profecía:
No se sabe la fecha de cuando fue dicha, pero la reina la recita en el parto de la princesa:
“El heredero del trono será el único capaz de ver en las estrellas la respuesta”
-¿Te ha quedado claro, Iara? –Dijo Insua- ¿O te lo repetimos?
-Eh, sin pasarse –dije. Respiré hondo- Venga chicos, podemos hacerlo. Tenemos menos de doce horas antes de que pase el
tercer día, y para cuando tengamos que reunirnos con el Señor Oscuro, quiero tener algo escondido para poder sorprenderle.
-Bueno, tenemos algo muy bueno, sabemos… -empezó Insua.
-Lo sé –le corté- pero necesitamos más.
-Tiene razón –intervino Iara- El Señor Oscuro no es tonto. Seguramente no creyera que averiguaríamos eso, pero debe de tener un as en la manga, por si acaso –me miró- tal y como deberíamos tener nosotros.
Nos quedamos un rato en silencio, Iara lo rompió.
-Bueno, tenemos la claridad de que probablemente lo más seguro sea de que alguien muera –sé que hizo todo lo posible por no hacerlo, pero me miró- y también tenemos claro la segunda profecía: en la barriga de doña Claudia estaba Tisiana, nuestra futura salvadora. Pero –dijo lentamente, como calculando las palabras- yo creo que deberíamos de avisar a alguien, Tis. Creo que eso es lo que las profecías intentan decirnos.
Bajé la mirada. Ya había pensado en eso, pero no quería decirlo: no quiero a nadie salvo a mí en peligro.
-Tisiana, escucha –dijo Iara- sé que debe ser difícil, pero sólo hace falta echarle una hojeada a las profecías y tener claro una cosa: después de años, incluso siglos de miedo llegará un salvador que dará valor al pueblo de revelarse, de no tener miedo y terminar con el Señor Oscuro.
-Pero –dije yo mirándola- ¿revelarse de qué?
-Bueno –esta vez es Insua quien habla- eso no es ningún secreto. En el internado se corría el rumor de que el Señor Oscuro estaba de vuelta, ya sabes, muchas muertes, apariciones cortas pero mortales de monstruos destructores –alcé las cejas, sorprendida- se dice que son sus esclavos, sus súbditos, su pueblo… el hecho es que sirven al Señor Oscuro.
-Eso significa –dije, sintiendo la bombilla encenderse-que si nosotros atacamos al Señor Oscuro… el Señor Oscuro atacará.
-Exacto –dijo Insua- Al fin y al cabo está escrito –Iara levantó la hoja como queriendo confirmar. Suspiré.
-Avisaremos más tarde, cuando tengamos más ideas –asentí.
-Así me gusta –dijo Iara abalanzándose sobre mí para darme un abrazo.
-Volviendo a las profecías –dijo ella cuando se acomodó de nuevo en el coche- la tercera ya se cumplió.
-Bueno, y la segunda -sonreí- Ya nací.
-Sí, pero aún no eres salvadora maja –rió Iara a quien Insua siguió.
La risa estaba por salir de la garganta cuando lo sentí. Los pelos de los brazos y nuca se me erizaron y, en vano, intenté avisar a Insua y a Iara de la cercanía de Oscuridad, porque enseguida caí en un negro profundo.
Sabía dónde estaba. Ya había estado en este negro otras veces, dos, para ser más exactos. ¿Hola? Dije, no, pensé. Nada ni nadie respondió, pero lo seguí intentando porque sabía que él estaba ahí. Lo sentía. "Qué lista eres" dijo la voz. Si tuviese cuerpo, le recorrería un escalofrío. "En eso te pareces a tu madre, aunque no digo que tu padre no sea inteligente. Por supuesto que lo es, sino, no gobernaría sobre todos los seres mágicos, ¿no crees?" ¿Qué quieres? Pensé. "A ti" La voz fue clara, así que yo también. Le propongo un trato, Señor Oscuro. "Esto se pone interesante" rió el hombre. "¿Qué me ofreces?" Yo a cambio de Leo, el chico que tiene bajo su merced, pensé. "Me parece justo, sí señor" dijo él. Una tímida alegría comencé a sentir cuando la aplacó de lleno cinco palabras: " ¿Y qué pasa con Jotapé?" Silencio por ambas partes. La risa del Señor Oscuro retumbó. "Ya veo, difícil decisión: o el chico por el que estás enamorada, aquel que te enseñó quién eras realmente o tu mejor amigo de toda la vida, aquel con quien compartiste todo y estás segura de que aún falta compartir" Está bien, ¿qué quieres a cambio por los dos? El Señor Oscuro rió. "Quiero tantísimas cosas, Tisiana, que te asustarías. Pero por respuesta a tu pregunta, te diré lo que quieras oír cuando te vea" ¿Y eso va a ser…? "Mañana por la noche" ¿Dónde? "Ah no, Tisiana, no. Esto te toca a ti. Piensa pequeña, piensa. Te quedan menos de cuarenta y ocho horas, pero te dejo con una pista: detrás del agua, nada es lo que parece" Y entonces, una sensación de vértigo me inundó y abrí los ojos con un grito.
-¡Tisiana! ¡Tisiana! –una voz chillaba- ¡Oh Dios, Tisiana! Por favor, abre los ojos Tis, ábrelos otra vez.
-¡Iara, no puedo más! ¡Necesito ayuda! –Dijo otra masculina- ¡IARA AYUDA!
Unas manos que me estaban zarandeando me dejaron. Parpadeé desorientada, pero enseguida me senté. Estaba en el asiento copiloto del coche de Insua, y ellos… estaban fuera. Abrí la puerta y me encontré con una escena que asusta.
Insua estaba a unos pasos de la puerta del conductor con los brazos arriba, la cara echada hacia atrás y la boca abierta. Su pelo azul se hondeaba, su piel verdosa relucía y su ropa al igual que el pelo, hondeaba como si viento hubiese. Pero dentro del campo de fuerza que Insua estaba manteniendo no había ni una pizca. Miré a mi izquierda y me encontré con Iara que brillaba como una estrella. Sus manos, rodeadas por bolas de fuego, se movían disparando hacia fuera. Y fue entonces cuando me fijé en las cosas de las que Insua nos protegía y Iara peleaba. Una especie de manada de toros enormes, negros, peludos y ojos rojos estaba intentando entrar y hacernos daño. Aunque Insua se esforzaba por mantener el campo de fuerza, sabía que dentro de poco iba a caer, se le notaba en el sudor y jadeos que tenía. El campo de fuerza permitía a las pocas efectivas bolas de fuego salir pero no dejaba a nada entrar.
Obligué a mis pies moverse junto a Insua. Le observé durante unos milisegundos más, y le imité. Extendí mis brazos lo máximo que pude y, tras pensar en el campo de fuerza que Insua estaba creando, sentí el chorrente de magia salir de mis manos.
Una sensación de poder me abrumó, pero apreté los dientes y seguí con lo que estaba. Magia y más magia salía de mí. Al igual que en el hospital mágico una energía limpia, pura, blanca emanaba de cada poro de mi piel, deslumbrándome, maravillándome, pero a la vez, agotándome.
-¡Pegaos a mí! –Grité lo más fuerte que pude- ¡Pegaos a mí!
Dos pares de manos me agarraron por los hombros y entonces, cerré las manos en puños y sentí como una ola se expandía en círculo alrededor mía conmigo de centro y mataba a aquellos seres y explotaba algo.
Para cuando volví a abrir los ojos, estaba todo en silencio, salvo por nuestros jadeos. Insua y Iara me soltaron y cayeron al suelo, agotados. Les miré queriendo unirme a ellos, pero apreté los dientes y avancé unos pasos. De los seres, solo quedaban cenizas. Un crepitar me hizo alzar la vista, y me di cuenta de que el bosque a nuestro lado ardía. Por suerte, estábamos en las afueras de la ciudad y nadie nos vio antes ni ahora, cuando con agua, apagué el fuego.
Volví sobre mis pasos y vi que Iara e Insua estaban ya de pie mirando el coche. A pesar del cansancio que tenía encima, una risilla floja me salió por la garganta.
-Lo siento Insua –dije. Su coche había quedado irreconocible.
-Nada, de todas maneras, era un cacharro. Así mis padres me tendrán que comprar uno sí o sí, ¿no? –una media sonrisa iluminó su cara.
-Tisiana –me llamó Iara- eso fue… eso fue increíble. Que lo sepas.
Los tres nos abrazamos, recostándonos los unos sobre los otros, pero enseguida nos separamos.
-¿Qué era eso? –pregunté.
-Deben de ser mutantes del Señor Oscuro. ¿Notaste la magia oscura? –preguntó Insua.
Asentí.
-Yo también –dijo él.
-¿Y cómo yo no? –preguntó Iara indignada.
-Porque los de mi raza somos sensibles a eso –explicó Insua.
-Ah –fue la única respuesta de Iara.
Les miré a ambos. Estaban machacados y con los trajes de la fiesta aún encima y algo chamuscado por aquella ola expansiva. Suspiré.
-Es la hora de ir en busca de ayuda, chicos –dije- Es hora de decirles que las profecías están a punto de cumplirse.
Iara e Insua asintieron, y como si me leyesen la mente, me dieron la mano.
-Llegó la hora de que los ciudadanos mágicos no tengan más miedo y peleen. Llegó la hora de luchar –dije.
Iara sonrió.
-Habla usted como una gran reina, majestad –dijo.
-Futura –concreté devolviéndole la sonrisa.
Entonces, nos tele transportamos.
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OH DIOS OH DIOSS!!! ES INCREIBLE QUE PUEDA DECIR QUE EN UN DIA ES SEPTIEMBRE, Y QUE AL DIA SIGUIENTE TENGA EN MIS MANOS EL INCREIBLE FINAL DE LA SERIE "LOS JUEGOS DEL HAMBRE" DE SUZANNE COLLINS.
los Veinticinco no fue casual, como tampoco lo fue que llevara tiempo formando parte de la revolución sin saberlo.
El Distrito 13 ha surgido de entre las sombras y quiere acabar con el Capitolio. Al parecer, todos han tenido algo que ver en el meticuloso plan..., todos menos Katnis.
Casi no queda nada del distrito 12. Hace un mes, las bombas de fuego del capitolio borraron del mapa las casas de los mineros, las tiendas del pueblo, incluso el edificio de justicia.
La única área que se salvó de la incineración fue La Villa de la Victoria. No se exactamente por qué. A lo mejor por si alguien se ve forzado a venir aqui por asuntos del capitolio pueda tener un lugar decente donde quedarse. El reportero de las noticias, alguien enviado para determinar las condiciones de las minas de carbón, una escuadra de agentes de paz en busca de refugiados fugitivos. Pero nadie va a regresar, nadie excepto yo. Y eso es sólo para una corta visita. Las autoridades del distrito 13 estaban en contra de que regresara, ellos lo veian como un riesgo costoso e innecesario dado que al menos una docena de transportadores invisibles surcaban el cielo para protegerme y de esto no sacaremos ninguna inteligencia.
De cualquier forma, yo tenía que verlo. Tanto, que lo puse como condición para cooperar con cualquiera de sus planes.
Finalmente Plutarch Hevensbee el director de los juegos que organizó los rebeldes en la capital, lanzó sus manos al aire "¡dejenla ir! mejor malgastar un día que otro mes. A lo mejor un pequeño tour por el distrito 12 es justo lo que necesita para convencerse que estamos en el mismo bando"
El mismo bando.
El dolor ataca mi sien izquierda y la presiono con mi mano, justo sobre el lugar donde Johanna Mason me golpeó con el cable.
Las memorias se mezclan mientras trato de resolver que es verdadero y que es falso. Cual fue la serie de eventos que me llevó a estar de pie sobre las ruinas de mi ciudad.
Esto es dificil porque los efectos de la contusión que ella me causó no han desaparecido totalmente y mis pensamientos aún tienen esa tendencia a mezclarse entre ellos, además las drogas que usaron para controlar mi dolor y mi estado de ánimo a veces me hacen ver cosas, supongo. Aún no estoy totalmente convencida de haber estado alucinando la noche en que el suelo de mi habitación del hotel se transformó en un tapete viviente de serpientes.
Uso una técnica que me sugirió uno de los doctores.
Comienzo con las cosas más simples que se que son verdad y avanzo hacia las más complicadas. La lista comienza a desarrollarse en mi cabeza.
Mi nombre es Katniss Everdeen. Tengo 17 años. Mi hogar es el distrito 12. Estuve en los Juegos del hambre. Me escapé. El capitolio me odia. Peeta fue tomado como prisionero. Se cree que el está muerto. Lo más seguro es que esté muerto. Probablemente sea mejor que esté muerto.
Bueno Bueno, con este primer capitulo no puedo hacer más que arrancarme los pelos. Esperemos que nuestra Diosa, Sizonne, no haga ninguna locura y al chico del pan, también conocido como Peeta, MI Peeta, no le pase NADA y termine en manos de nuestra protagonista favorita.
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5 de agosto de 2010
En efecto, maldigo mi suerte, porque esto inspirada...que digo, ¡inspiradísima! Y ya sé como entrelazar todo... pero cuando me pongo a escribir ¿qué pasa?
Resulta que mi carpetita azul donde tengo todo DE TODO ¡NO ESTÁ! ¿A qué se debe? A que el estúpido de mi hermano coja mis cosas sin permiso, por lo tanto, el último que vio esa carpetita fue él... pero claro, él no sabe donde está. Estúpido¬¬
Pero no quiero insultar aquí al estúpido de mi hermano, asique solo tendremos que esperar al once a que vaya a una casa en la que estuve hace dos días y llevé la carpetita,cruzar los dedos y que allí esté la carpetita.
Lo siento, enserio.
¡Muerte a mi hermano!
Jejeje tenía que ponerlo :P
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2 de agosto de 2010
Qué queréis que os diga, es dificil el siguiente capitulo, porque quiero que quede perfecto, así que a pesar de que ya lo he empezado... aun me cuesta terminarlo.
Lo siento, pero a lo largo de la semana, ¡lo tengo!
Un beso,
Nati.
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28 de julio de 2010
SALIMOS sigilosamente del palacio por la puerta de atrás intentando no llamar la atención. Iara e Insua iban uno a cada lado mía, con los ojos muy abiertos atentos a cada movimiento. Caminábamos en silencio, y a veces nos escondíamos entre las columnas para que quien estuviese pasando no nos viese.
El plan era difícil y complicado por muchas cosas, pero la principal era que no teníamos plan. A pesar de que yo tenía algo en la cabeza, adónde teníamos que ir para rescatar a Leo y a Jotapé era un lugar que desconocíamos.
Fuera ya en el patio, los tres ya no nos podíamos esconder por lo que calladamente caminábamos discretamente hacia la puerta. A pesar de tener la mirada clavada en el suelo, no podía evitar a veces mirar de reojo a los múltiples invitados que estaban por esa parte de atrás del castillo. Eran sobre todo adolescentes y algunos jóvenes, pero todos tenían su vestimenta cara y bonita, algunos con corona, otros con banda, otros sin nada pero con pinta de ser unos ricos repipis… Desde luego, un mundo que era mío pero al que yo no encajaba. Suspiré. Insua, que siguió mi mirada hasta los invitados, me apretó el brazo con cariño, y luego me lo puso sobre los hombros. Iara, que no se quería quedar atrás, me agarró fuertemente por la cintura, y así, unos abrazados a otros, salimos del castillo.
Insua ya tenía diecisiete, por lo que ya tenía el carnet mágico oficial. En su coche, me senté en el asiento del copiloto, y Iara atrás, pero se echaba hacia adelante, sin querer quedarse excluida.
-¿Y bien? –Dijo Insua- ¿Alguna idea de adónde vamos?
Asentí.
-Vamos a mi orfanato.
***
Aparcamos el coche a un lado, y con un hechizo camuflamos nuestra vestimenta con otra más normal en un domingo como éste. Como en la salida del castillo, mis amigos se colocaron uno a cada lado mía, y sin pensarlo dos veces entramos.
Aún echaba algo de menos ese mugriento lugar, y como no quería ponerme a llorar al pensar que Jotapé podía de verdad no estar ahí, como un rayo entré al despacho de la directora. Insua y Iara, fascinados por el orfanato, iban algo más atrás, pero sin terminar de dejarme sola.
Mi estancia en el orfanato fue rápida, o al menos así lo recuerdo.
La directora se asombró de verme ahí, y cuando ya se ponía a hablar le interrumpí y me dejó ir al edificio de los chicos, para visitar a Jotapé.
No sé si alguna vez lo mencioné, pero el orfanato se dividía en dos edificios que se unían por medio de la cafetería. En uno estaban las chicas, y en otro los chicos. El edificio de las chicas tiene cuatro pisos mientras que el de los chicos sólo tres. A pesar de que en los dos, los últimos pisos tenían la terraza y habitación más grande, la de las chicas era mucho más grande que el de los chicos, por eso en las fiestas o en las noches apasionadas, era el chico quien iba a la habitación de las chicas.
Jotapé, Melisa y yo no éramos una excepción, pero a veces me gustaba estar en compañía masculina e iba con Jotapé, claro que como solía ser a altas horas de la noche, tenía que ir por su ventana, que sabía cuál era.
A contrario del número de su habitación.
-Sé que está en el segundo piso porque la primera vez que saltó desde su ventana –dije recordando- Jotapé tropezó y cayó en la terraza de abajo. –A parte claro de las numerosas veces que subí a su habitación, pensé.
-¿Y el que residía allí no le importó? –preguntó Iara alzando una ceja.
-Qué va –dije quitándole importancia con una mano- además, en el primer piso nadie vive: a nadie le gusta –expliqué tras sus caras de interrogación.
Subimos al segundo piso y me puse en cabeza, buscando la habitación.
-212, 214, 216… -miraba a la derecha, porque su número era par, pero no recordaba cuál era exactamente.
-230… -y me paré en medio de la 232 y la habitación 234.
-¿Ya? –Dijo Iara, cansada- ¿Y bien? ¿Cuál de estas es?
-No lo tengo muy claro, la verdad –dije.
Insua suspiró.
-Bueno, solo se sabe si pruebas.
Toqué la puerta 232 una, dos, tres veces y nadie abrió. Miré a mis compañeros temiendo lo peor y para cuando dábamos la vuelta, el picaporte se movió y de la habitación salió… Manuel.
-¿Manu? –dije
-¿Tis? –Dijo estupefacto- ¿Qué…?
Sacudió la cabeza.
-¿Qué haces aquí? –terminó.
-Busco a Jotapé –dije.
-Él está en la 234, boba –su medio sonrisa que me conseguía derretirme asomó por la comisura de la boca.
-Ah, bueno, gracias –y sin dejarle decir nada más, aporree la de la habitación de Jotapé. Mucho más rápido que la otra, enseguida se abrió, y sin ver quién era, caí en sus brazos.
-¿Tisiana? –una extrañada voz masculina retumbó en mis oídos- ¿Qué haces aquí?
Me separé de él y tras reconocerle, bajé la mirada.
-Oh, Miguel –dije alicaída.
-Esto… hola –dijo él tímido.
Atrás mía carraspearon y les presenté.
-Miguel, estos son mis amigos Insua y Iara, chicos, éste es Miguel.
Tras besos y apretones de mano, Miguel agarró la mía y me llevó a su cama, al lado había otra vacía. Qué tonta pensé Miguel y Jotapé comparten habitación. Mierda.
-Bueno, ¿qué tal por… dónde estás? –preguntó Miguel con su sonrisa inocente y escrutando mis ojos.
-Bien –si supiese que en menos de un mes había viajado, había sido atacada por el Señor Oscuro y había sido nombrada heredera del trono de los Cinco y de España, que mi novio y su compañero de habitación fueron raptados por el señor Oscuro… y todo eso sin quitar que mi nuevo colegio era mágico. –Me va bien –sonreí. No tenía porqué saberlo todo.
-Ah, bien, me alegro, aquí se nota mucho tu ida, ¿sabes? Jotapé y…
-Miguel –interrumpí- Lo siento, es que no tengo tiempo, de eso mismo quisiera hablar.
-Oh, bueno, pregunta –dijo él rascándose cómicamente la cabeza.
-¿Y Jotapé, Miguel?
Miguel frunció el ceño y bajó la mirada, para luego volverla a clavar en mí confundido.
-Pensé que… -se calló abruptamente, pero luego volvió al ataque- ¿No lo sabes? –Dejó la pregunta unos segundos al aire, que tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para no zarandearle y gritarle- Jotapé no está, Tis.
Entre mañana por la noche y pasado estará el 42! O eso espero, vamos :)
OSQUIERO.
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24 de junio de 2010
HOLAAAA!!!
Sé que tendríaque haber vuelto hace unos cuantos años, pero me quedaron tres y las tuve que recuperar, no os preocupéis, LAS RECUPERÉ jijijiji asique me queda este hermoso verano por delante para vosotras:)
Gracias a las que esperaron.
Ahora, en cuanto a "Abriendo los ojos"voy a tardar en subir porqe voy a leerme tooodo el "libro" otra vez para que todo encaje xD
Bueno, niñaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas/os que el miercoles que viene es TREIINTAA jajajjaja:D:D
Un besoo.
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22 de mayo de 2010
Como estoy viendo en muchos otros blogs, la gente se toma unas vacaciones. ¿Sabéis a lo que me refiero?
Veamos,
Estas vacaciones desde luego que no lo son: duran entre 1-3 semanas en las que si pueden se escabuyenn a ver algunas traducciones (como el boom del momento: spirit boound, que se traduce en el maravilloso foro de purple rose) y ¿por qué no son vacaciones? Porque en las vacaciones puedes rascarte las... en cambio en estos casos, pones los codos sobre la mesa y a estudiar!!
Porque sí, ya llegaron los temibles exámenes finales. Los más importantes, los que dan nuestra libertad para el verano a la vuelta de la esquina. Porque cierto es que si me castigan sin salir por suspender me quedaré en casa escribiendo. PERO sería cuando ellos no se enterasen.... y etc etc y NO.
Además, seguramente no os importe esto, PERO en septiembre (04 exactamente) me voy para Canadá (:D) y volvería el 30-31 de octubre. Si suspendo una, ya me puedo despedir. Mi mejor amiga se va un año a EEUU y tengo, necesito, estar con ella este verano, ir a las múltiples fiestas que se celbrarán por y para ella. Si suspendo una, ya me puedo despedir. Quiero escribir en mi portátil, mi bebé que unos malvados me raptaron. Si suspendo una, ya me puedo despedir. Quiero a mis amigas de mi cole, las clases, el apestoso uniforme, no me quiero ir, pero, si suspendo una, ya me puedo despedir.
Y tras esto que a nadie le importa xd, os dejo durante estas 3 semanas. Hasta el 4 de Junio que termino todo y os cuento. Pero intentaré subir otras cosas:)
Un besooooote:)
39 DIAS PARA ECLIIIPSE:)
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4 de mayo de 2010
Hooola:) A disfrutaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar!
Aé quedaba un bloque de escaleras para bajar, y dos escalones para quedar a la vista, ya que la escalera era curva, como la de sonrisas y lágrimas. Las piernas me empezaron a temblar cuando escuché nuestra entrada:
-¡Con todos ustedes la princesa Tisiana Martínez! -las trompetitas empezaron a sonar y tras un último cruce de miradas, Richard y yo descendimos la escalera.
No conseguía ver nada. Un foco nos alumbraba y la multitud se me veía oscura. Abrí mi boca en un intento de sonrisa y saludé. Un aplauso se hizo oír. Respira, respira pensaba. Por fin, llegamos al último escalón y mi padre me cogió de la mano pero alzándola hasta casi quedar recto, todo era muy formal, no como antes...
-He aquí presente a mi primógenita y a su hermano, como ya les íbamos diciendo antes, el rumor es cierto. Pero fue en contra de nuestra voluntad -se apresuró a decir. Tenía toda la atención del público, también la mía. Mientras clavaba su mirada en los invitados nadie hablaba, nadie susurraba, estaban como hipnotizados- Sé que muchos de ustedes, reyes, les habría encantado poder tener a otro hijo, cientos inluso -sonrió mirando fijamente a una pareja que iban elegantemente vestidos combinados por sus coronas. La mujer, que era rubia, sonrió- igual que nosotros, pero bajo ningún concepto hubiésemos quebrandado nuestras preciadas reglas, pero una profecía nos obligó.
Y entonces mi padre, sin tantos detalles como sabía yo, pero aún así con muchos, les comenzó a relatar las historias sobre las profecias, sobre mi supuesta muerte, mi búsqueda, mi encuentro... todo. Hasta que por fin, terminó.
Tampoco ahora nadie habló, y entoncesmi madre, que hasta entonces había estado apartada, se adelantó y dijo:
-Os pedimos perdón por nuestra mentira durante estos casi dieciséis años -no pude sino deprimirme al recordar que en realidad tenía un año menos- pero desde hace siglos las tres profecías se tenían ocultas. Cualquiera de vosotros hubiese hecho lo mismo -fulminó con la mirada a todos. Estuvimos durante varios minutos en silencio, entonces mi madre sonrió: ¡Qué empieze el banquete!
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2 de mayo de 2010
holaa!!!
Hubiese sabido desde un principio quién era yo, de dónde venía y cuál era mi cometido. Sabría utilizar mis poderes como fuese debido, sabría comportarme en los banquetes, sabría comportarme como todos quisiesen que una princesa se comportase, sabría hacerme de querer... hay tantas cosas que sabría hacer si desde un principio hubiese sabido que no soy Tisiana Severino, sino Tisiana Martínez, heredera del trono Mágico de Europa y heredera del líder de los Cinco, aquella formación que los cinco continentes tenían para poder vivir en paz...
Alguien llamó en aquel momento a la puerta, suavemente, tres veces. Me sequé las lágrimas que resbalaban por mis mejillas, me alisé un poco el vestido que me habían dado y di permiso para que entrase fuese quien fuese.
Mi vestido azul de escote cuadrado caía largo y liso hasta el suelo, con tan solo una manga en el hombro derecho donde había un broche de color violeta que me había regalado Insua por la tarde. Mi pelo perfectamente recogido excepto por dos mechones con forma dew tirabuzón que estaban delante. Mi flequillo estaba hacia un lado, como siempre, soloque sujeto con miles de horquillas para que no cayese. Pero mis ojos violeta bordeados por un color negro del maquillaje, miraban penetrantemente a la resplandeciente corona plateada que resposaba delicadamente en mi cabeza.
El rey vaciló y miró a mi madre. Entonces volvió a hablar casi en un susurro.
Mis padres se habían adelantado un poco para discutir, seguramente para hablar sobre lo que dirían abajo. Insua e Iara se pusieron a ambos lados de mi. Tras discutir sobre un plan que a ninguno de mis amigos le gustaba pero que no me dejarían sola, Iara me cogió la mano y sonrió.
-Esta preciosa, Alteza -dijo robándome una sonrisa.
-No chicos, vostros no... -no hizo falta que terminase la frase.
-Siento interrumpiros, chicos -dijo mi padre. Una sensación me recorrióla espina dorsal- tenéis que ir bajando, enseguida bajamos nosotros -dicho esto, Iara me dio un beso en la mejilla, me deseó suerte y se fue escaleras abajo, seguida de Insua que me besó en los nudillos y me guiñó un ojo. Segundos después, mi madre me dio un apretón en la mano derecha. El rey me cogió la otra mano y me acarició la mejilla. Les sonreí a medias, ya que mi mente estaba ya en otra parte, en plan trazado, pero aún así, en este cuadro faltaba alguien... que apareció de la nada con cara de resaca y la corbata mal abrochada.
-¡Richard!-ezclamó mi madre quizá demasiado alto. Dos guardias que se encontraban al pie de la escalera se acercaron unos pasos, pero tras una señal del rey, dieron marcha atrás- Pero bueno hijo, ¿qué horas son estas?
-Sí, bueno, lo siento... no quería -Tenía la voz ronca.
El rey y la reina cruzaron una mirada de complicidad. El rey Richard le puso una mano sobre los hombros y le apretó.
-Os esperamos abajo.
Y tras decirlo, mi madre pasó su brazo por el de su marido y comenzaron a bajar las escaleras. Enseguida los aplausos se hicieron oír. Miré a Richard, nerviosa pero contenta de que esuviera aquí. Debía de haber sido duro ser el heredero y que de repente una completa desconocida ocupase el trono que le habían prometido. Richard miraba hacia otra parte, evitándome, algo que era normal pero que aun así me dolió.
Los ojos violetas de Richard por fin se reunieron con los míos.
-Que no te odio. Verás, sé que sería lo normal, que cualquier otra persona te odiaría pero yo no -se tomó una pausa anes de seguir- . Yo no porque el peso de ser el heredero se me hacía muy grande, la corona me pesaba, las responsabilidads, las reuniones, las clases... sabía que no era para mí, pero claro, ¿qué iba a saber yo, que a quien en realidad sí le correspondía estaba por ahí perdida sin ni siquiera saber quién era? Así que me callaba. Sólo manifrstaba mi desacuerdo emborrachandome y tal... -se puso colorado- sé que no era la mejor forma... pero no se me ha ocurrido nada mejor. Y de repente llegas tú con tus ojos violetas y mi madre casi muere cuando tu estabas inconsciete. Admito que me puse celoso, pero no sabía quién eras. Hasta que mi madre salió de la habitación y me dijo que antes que yo había alguien más. No me lo creí -su mirada recorría la alfombra roja del suelo- al principio, no. Pero entonces cuando despertaste y vi como recorrías el castillo, como devolvías los saludos (aunque admito que vacilabas un poco, lo cual me hace gacia) pero los devolvías como papá lo hace, sin que nadie te enseñase -Sus ojos volvieron a los míos- cómo tras el rapto de tu novio, conseguiste estar en calma, como llevas ahora la corona... y no sé -extencdió los brazos a los lados- una intuición que tengo, tras eso me hacer ver la reina que hay dentro de tí. Vale -dijo llevándose una mano al pelo- ahora sueno cursi y maricón, pero es la verdad, y me cuesta decirte esto... pero... quería -me miró a los ojos- necesitaba que lo supieses, que no te odio, que... aunque parezca egoísta, me has sacado un gran e importante peso de encima. Que pase lo que pase abajo, y decidan lo que ahí decidan -dijo señalando con la cabeza hacia las escaleras- quiero que sepas que no te odio, sino te admiro -sus manos recalleron sobre mis
como si se despertase de un sueño, sacudió la cabeza y sacó las manos de mis hombros echándose a la vez para atrás. Pero yo no le dejé mucho espacio.
-¡Oh! -dije y le abracé- Gracias, gracias, gracias -repetí- Es muy importante todo lo que me acabas de decir, y mucho más al saber cuánto te costó decirlo. Pero lo necesitaba, enserio, y Dios... -sonreía sin parar- No sé que decir excepto que significa muchísimo. Pensé que me odiarías. Siempre quise tener un hermano, y de repente tengo uno, pero al tenerlo le robo algo, y no es que fuese una habitación, sino le robo dos tronos -me separé de él, pero ahora mis manos estaban sobre sus hombros- No sé si voy a reinar bien, si seré buena princesa, pero desde luego seré ,ucho mejor ahora que tengo tu aceptación.
Le volví a abrazar.
-Gracias -dije.
Estuvimos fundidos en un abrazo varios segundos, hasta que él carraspeó y se separó de mí.
-Bien, ahora hermanita, tenemos que presentarte al resto del mundo -me ofreció su brazo, que cogñí encantada- Sé preferirías a alguien más alto y de ojos azules, pero te tenfrá que valer este sustituto.
-Casi eres la compañía perfecta -dije.
Y riendo bajamos por las escaleras.
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24 de abril de 2010
holaaa!!!! PORFIN PORFIIN PORFIN la segunda parte del capitulo 38:)
CUANDO por fin abrí los ojos, sabía qué era lo que tenía que hacer. Las sombras que se arremolinaban sobre mi cabeza se convirtieron en caras, y sus facciones en preocupación. Antón frunció su entrecejo y cuando vio que estaba despierta de nuevo, sonrió y dijo algo alzando la vista. Al lado de Antón estaba la inconfundible melena roja de Iara que suspiró, aliviada; después dejó caer su cabeza sobre el hombro de Insua que me guiñó un ojo.
A la altura de sus ojos otros entraron en contacto con los míos. Los angustiados ojos de mi madre. Mi madre. Sonreí.
-¿Tisiana? ¿Me oyes? –dijo mi madre. Su voz sonaba agitada.
Intenté incorporarme colocando mis brazos estirados detrás, de todas maneras, Iara se puso a mi espalda y me sujetó desde allí, con una sonrisa se lo agradecí.
-¿Está bien, Tisiana? –Dijo Antón poniendo una mano en mi frente- Nos ha dado un susto de muerte, señorita, desmayándose así de repente.
-Últimamente lo hace a menudo –dijo Insua encogiéndose de hombros, pero con la sonrisa en los labios. Iara le pegó una colleja amistosa.
-Sí, bueno -dije, alcé la mirada y pude ver más caras curiosas, asentí: no era el momento ni el lugar donde contarlo- , seguramente habrá sido un ataque de ansiedad –Entonces, de nuevo la escena pasó en mi mente, borrando cualquier expresión que tuviese en aquel momento.
Leo. Leo fue raptado por el Señor Oscuro, cuando en realidad me quería a mí. Tenía a mi madre de amenaza para que yo saliese y en vez de salir yo, sale mi novio en ¿defensa? Leo se entregó para salvarme. Porque no creo que el Señor Oscuro quisiese charlar conmigo. Volví a cerrar los ojos y dejé caer mi cabeza contra el pecho de Iara.
-¡¿Tis?! –Dijo ésta- ¿Estás bien?
-Si –dije con un hilo de voz.
-¿Qué te pasa? –esta vez fue mi madre.
Unos segundos transcurrieron antes de que respondiese:
-Leo.
Mi madre se puso seria y asintió, entendiendo. Alzó los brazos y me abrazó. Mi mirada quedó en alguna esquina vagando mientras me decía palabras de ánimo al oído y Iara con cariño, me acariciaba el pelo. Me ayudaron a ponerme en pie, y los curiosos, guardias y asistentes estaban allí me miraron, atónitos. No se creían que la reina y rey hayan quebrantado la ley más dura de todas, y nada más y nada menos que los reyes de los Cinco. Sus miradas intimidadoras me atravesaban. Miré a la derecha y vi a mi madre, que me apretó la mano y me miró como diciendo: “ahora va lo malo”.
Se estaba haciendo la fuerte. Busqué con la mirada al príncipe Richard, mi hermano. Pero ya no era el heredero. Era yo. Abrí mucho los ojos al darme cuenta de eso. Era heredera del reino mágico de Europa. Y era la heredera del rey líder en los Cinco: los otros cinco continentes, aunque seis reyes más.
Devolví la mirada al público que se iba asomando. Suspiré hondo. Cuadré los hombros y ahora yo atravesaba con la mirada a todos, sin miedo a que se diesen cuenta del color de mis ojos, más bien todo lo contrario, que lo viesen, que se diesen cuenta de que la heredera del trono estaba aquí.
Entonces, con voz alta, clara y autoritaria la reina habló.
-Mi adorado pueblo, os presento a Tisiana, heredera de nuestro reino. Sé que la ley prohíbe el tener otro hijo, pero mi querida Tisiana me fue arrebatada por culpa de una loca, así que pido comprensión y paciencia, ya que hasta que llegue mi marido no hablaremos de esto ni de nada oficial –miraba uno a uno con firmeza pero a pesar de su mueca de la cara, hablaba con dulzura a sus súbditos. Sonreí: era una reina estupenda- . También pido que esto sea un secreto entre nosotros hasta que decidamos contaros toda la verdad.
Los allí reunidos tenían toda su atención puesta en la reina, pero entonces me miraron, se giraron para verse unos a los otros para volver a mirarme a mí.
Poco a poco, y sorprendiéndome, uno a uno fueron bajando la cabeza en señal de respeto.
Mi madre soltó el aire que aguantaba y sonrió.
-Gracias –se agachó ligeramente, agradecida, y me miré. Me quedé plantada allí, seguramente con cara de idiota, y entonces me incliné yo también.
Cuando me levanté, me sorprendí de ver a mis dos amigos con la cabeza agachada, pero me daba vergüenza decir algo. Todos estaban en silencio. Solo el ruido de gente fuera que venía hacia aquí nos decía dónde estábamos y por qué estábamos así. Y me volvió a la cabeza.
Miré a mi madre, y con la cabeza señalé la puerta. Nos dirigimos hacia allí, y entonces la puerta se abrió y una avalancha humana entró en la estancia.
-¡Alteza! –decían.
-¿Hay algún herido? –gritaban también.
-¡Ronald! –otros reconociendo a alguien de dentro.
Anunciando que estaba ilesa mi madre me agarró por la mano, yo a Insua y él a Iara, y en cadena salimos del gran hormiguero ese.
Nos guió por los enormes y laberínticos pasillos hasta llegar a una puerta doble alta, blanca y con manillar de oro.
Mi madre se cogió del cuello una cadena de la cual pendía una llave que entró perfectamente por la cerradura, la giró y abrió la puerta.
Entramos a una majestuosa habitación con un ventanal enorme frente a nosotros. Una cama matrimonial estaba a la derecha con un baúl al pie. Dos mesitas estaban al lado de la cama, y por el lado derecho una puerta estaba cerrada. A mi izquierda había un tocador y al lado una puerta que estaba abierta y se podía ver un lavamanos.
Era la habitación de los reyes, mis padres.
Ella hizo aparecer cinco sillas y en ellas nos sentamos Insua, Iara, Antón, mi madre y yo. Entonces respiré hondo, una, dos, tres, cuatro veces.
-Tis, ¿qué te pasó? Porque no fue un desmayo, ¿a qué no? –dijo Insua.
Negué con la cabeza con la vista al suelo.
-¿Fue una visión? –dijo de nuevo él.
Asentí.
-Del Señor Oscuro –afirmó él, pero de nuevo, asentí.
Iara y mi madre cogieron aire.
Levanté la vista.
-Quiere hacer un intercambio –dije.
-¿Cuánto quiere? –dijo Iara inocentemente.
-Mucho –dije yo.
-Le daremos lo que pida cielo, tranquila –dijo mi madre apretándome la mano.
-Creo que Tisiana no ha terminado –dijo Insua.
Todos se quedaron en silencio mirándome.
-Quiere hacer un intercambio –repetí- la vida de Leo por la mía.
-¿Qué? –saltó Iara.
-Ya se nos ocurrirá algo para… -empezó Antón.
-No –le corté-. Tiene un rehén. Tienen a Jotapé.
Iara e Insua se miraron.
-Y no pienso decir que no.
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