1 de noviembre de 2009
Bueno, aquí está el capítulo seis, espero que os guste, y ¡hasta mañana no hay más! jajaja venga un besiito, y a leer!! (:
Mi primera reacción fue de estupefacción: mi mandíbula calló abierta. La segunda que tuve fue a echarme a reír a carcajada batiente.
-¿Realeza? ¿Los ojos violetas?-dije secándome las lágrimas. La camarera llegó con la cuenta y la depositó en la mesa. Leo puso dos billetes y se levantó.
-¿Le estás escuchando?-le dije riendo a la camarera, quien me miró con cara de pocos amigos. –Realeza, dice.
Leo me cogió del brazo y me arrastró fuera del local, hasta el coche. Me metió donde el copiloto, y el dio la vuelta para el conductor.
-Si te cuento esto, es para que lo mantengas en secreto-dijo amenazadoramente. Ahí fue cuando me callé.-Yo…yo tampoco sé nada ¿sabes? Pero tus ojos…aunque ya tenga un hijo…
-¿Quién tiene un hijo?
-La reina. Tu posible madre.
-No, eso no puede ser-dije rápidamente.
-Estás en un orfanato-me recordó.
-Sí, pero llegué allí a los nueve años.
-¿Y antes?-me preguntó. Aquella pregunta me dejó en silencio varios segundos.
-No lo recuerdo. Pero es por el accidente en que murieron mis padres.-le miré-yo estaba allí, ¿sabes? Y solo sobreviví yo. De 186 personas.-Los ojos se me llenaron de lágrimas. Miré a otro lado.
-Tisiana…lo siento, no quería recordarte…
-No importa, porque no recuerdo nada. Pero, creo que eso lo hace peor. Desperté en el hospital de Roma, que era a dónde íbamos. Nada más despertar me trasladaron de nuevo a España. Pero a los siete años tenía padres que me llevaron a Roma a hacer algo.
-¿Y porque terminaste en un orfanato?-me dijo, suavemente.
-Porque nadie respondió a mí. Nadie.-le miré, las lágrimas caían por las mejillas-Salí en titulares, mi nombre completo, pero nadie…-en la última palabra se me rompió la voz. Carraspeé y volví a intentarlo-nadie vino a buscarme, nadie preguntó por mí.
Sobrevino un intenso e incómodo silencio, en el que cada uno estaba enfrascado en sus pensamientos. Yo en mis recuerdos.
-Por eso sé que tu reina no es mi madre. ¿Cuántos años tiene su hijo?
-Catorce.
-Tiene dos años menos que yo. Te confundes.-me limpié las lágrimas y me miré las manos.
-¿Tienes dieciséis?
-Sí.
-No los aparentas.
-Sí, lo sé. Mi altura no ayuda mucho, pero me aseguran que daré un estirón en cualquier momento. Y tú, ¿cuántos años tienes?
-Cumplo diecisiete en diciembre.-sonrió
-¿Y conduces? ¿Sabes que si te pilla la poli te la cargas?-Leo se encogió de hombros-¿Y a tus padres no le importa?
Leo negó con la cabeza, y su sonrisa se ensanchó.
-En mi mundo, se puede conducir desde los dieciséis.
-¿Qué?-alcé la mirada para verle.
-Sí, desde los dieciséis se puede conducir.
-Que guay, y qué injusto.
-Ya ves, y en cuanto a lo de los policías, con un poquillo de magia, se arregla el asunto-dijo y me guiñó un ojo.
-¡Pero eso no vale!
-Oh, claro que sí.
-¿Y crees que me lo puedas hacer?-antes de que yo acabase la frase, Leo ya estaba negando con la cabeza.
-Tienes que ser tú, para que se vea verdadero.
-¿Y crees que yo…?
-Me encantaría probarlo.
-¿Y eso porqué?
-Porque así vemos si la magia corre por tus venas.-para menos tensión, vamos.
besooss, y siento decir que se lo dedico a mi beest, por ser mi primer fan desde la sombraa (: jiji
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