2 de enero de 2010

CAPITULO 30

HOOLA!!!


Diioos! Aún parece qe fue ayer cuando abri el blog **lagrimas teatrales** jaja, no enserio xd

Bueno, aquí el numero TREINTA jooooooooder (:P) ya estamos CERCA del final. Bueno, lo iba a subir ayer pero lo subi hot por dos razones:

- Es el capi número 30, al igual que mis SEGUIDORES!!(: gracias :D

-Esto falla, dentro de 30 dias (1mes) es MI CUUMPLE!! El 02/02 (: jaja

Bueno, ahora sí, el capitulo (:



-BIEN –dije alzando las manos, para tranquilizarla- siéntate, relájate y piensa en lo que estás diciendo.

Iara frunció el ceño.

-Lo estuve pensando –dijo, alzó las manos y movió la cabeza poniéndose algo histérica- ¡Estuve una puta noche pensándolo, Tisiana! –Bien, ya lo estaba.

-Pero, ¿irnos a Viena? ¿Tú y yo, solas? –me comencé a reír, lo que aumentó su histeria.

-¡No es para reírse! –se dejó caer en la cama y cerró los ojos. A lo poco los volvió a abrir y dijo:- Aunque quizá tengas razón –su voz ya sonaba más calmada. Alzó la vista hacia mí, sus ojos suplicaban lo que su boca contradijo-no deberíamos ir.

Respiré hondo una, dos, tres veces. Alcé y bajé las manos, entonces Iara comenzó a sonreír al ver mi derrota.

Pero antes de que saltase me arrodillé frente a ella.

-Este viaje es muy peligroso Iara, así que espero que sepas bien lo que estás haciendo. Nos la vamos a cargar porque tarde o temprano notarán nuestra ausencia, así que espero que te salga maldita bien esta idea, porque si no te mato.

Aún con la amenaza –que no era cierta- Iara me abrazó y comenzamos a preparar las maletas. Cuando estaba por salir a la biblioteca para buscar en internet un vuelo y sus precios, Iara me paró.

-¿A dónde vas?

-A la biblioteca. Voy a meterme en páginas hasta que encuentre un vuelo barato porque no pienso gastar más de… ciento cincuenta euros –dije.

-¿Buscar vuelos en internet? –Se extrañó Iara, luego, bufó- Claro, se me olvidaba que eres nueva. A ver, nosotros los magos estudiantes, excepto por contadas veces no volamos en vuelos mundanos. ¿Te imaginas rodeada de mundanos? –se estremeció dramáticamente.

-Bien, maga –dije con voz sarcástica- ¿cómo vamos, entonces?

Iara sonrió encogiéndose de hombros.

-El el jet del internado.

-¿El privado? –pregunté.

-Pues claro, ¿cuál si no?

Me daban ganas de pegarle.

-¿Cómo rayos vamos a irnos en el jet del internado Iara? –le casi grité- Vas a presentarte allí con tus maletas y pasaporte o lo que sea, vas a pedir un piloto, te vas a montar en el avión, y cuando te pregunten destino tú les vas a decir, a Viena, nuestra suma capital a visitar ilegalmente a mi hermano herido haciendo su trabajo el cual es salvar a la reina de todo mal, y por cierto vamos a ir al castillo, que ahí es donde está y el piloto sonriendo te va a llevar con gusto. Sin contar el hecho de que nos vamos sin permiso de nadie y sin avisar a nadie.

Iara asintió pensativa aceptando que esa era una mala idea. Entonces sonrió de esa manera maníaca que te hace desear no formar parte del plan que tiene en mente.

-Le sobornaremos o le hechizaremos –sonrió.

-¿Qué? –Vamos, yo no estaba dispuesta a hechizar a nadie.

-Oh vamos, Tis, es fácil lo haré todo yo.

-A veces te tengo miedo –dije vencida.

-A veces eres tan aburrida que me dan ganas de darte un buen Electrucón.

-¿Un qué? –dije.

-Olvídalo –dijo ella. Se levantó y fue en dirección a la puerta, y antes de que le preguntase su destinatario, contestó a mi muda pregunta- Voy en busca de Insua, necesitamos a un hombre con nosotras y él es el indicado porque aunque no le conozcamos mucho sé que es de fiar.

-¿Y Andrew? –dije.

-No quiero meterlo en problemas –dijo Iara mirando el suelo.

-¿Y a mí sí? –dije atónita.

-Tú no has pasado a ser del… pasado –dijo cerrando la puerta.

Entonces cuando estuve en silencio, miré la hora, cinco de la tarde, buena hora para llamar a Jotapé. Cogí el teléfono y tras marcar sus números, esperé. Contestó al tercer pitido.

-¿Sí? –Su familiar voz creó en mí la nostalgia y lágrimas acudieron a mis ojos- ¿Hola?

Me quedé en silencio, incapaz de hablar sin romper a llorar.

-¿Tisiana? –preguntó él.

-¿Cómo lo sabes? –dije yo.

-No sé, lo presentí.

-Jotapé… -comencé y no paré. Le conté lo del problema de Yakira, lo raro que se comportaba a veces Leo, el accidente de Roy, y por último mi viaje a Viena. Después de contarle los detalles, habló.

-Guau, no sé qué decir. Te diría que te envidio, pero…- Una de las cosas que más me gustaba de Jotapé era todo lo que era capaz de entrever en cualquier asunto- Los Guardias Elementales son hombres capacitados y entrenados para casi todo. El que hayan herido a uno de ellos, y de forma tan grave Tis, eso es preocupante porque significa que el que atacó era muy fuerte, y además, la víctima era la reina por lo que me has contado, así que ten cuidado Tisiana, no vaya a ser que te tomen por lo que no eres y resultes herida.

Sonreí en silencio, contando los segundos antes de que volviese a hablar.

-Oye, por casualidad –dijo Jotapé- ¿Va Ryan?

-¿Ryan? –pude apreciar mi propia intriga en la voz.

-Sí, ya sabes ese chico tan simpático que vino con noso…-Cuando Jotapé hablaba tan nerviosamente sobre un chico era por algo.

-¿Te has estado viendo con Ryan? –Pregunté, y para mí, su silencio fue la respuesta- Te has estado viendo con Ryan –fue una afirmación.

-Bueno, ¿y qué? Tú besaste a Leo antes de entrar al internado, y además cuando fingías tener novio.

-¡Jotapé! –exclamé. No recuerdo haberle contado eso- ¿Cómo lo sabes?

-Oh, Tisiana, todos nos dimos cuenta, menos el pobre Miguel.

Me reí en silencio, de todas maneras ya no importaba. En ese momento entró Iara acompañada de un Insua con el ceño fruncido pero firmemente agarrado a una maleta que llevaba.

-¿Estás lista? –preguntó Iara. Con un gesto le pedí silencio y me despedí de Jotapé.

-Adiós, cariño, cuídate, te quiero –se despidió Jotapé.

-Chao y suerte –le deseé. Jotapé estaba en el concurso ¡Mates, a contar! Desde que llegó al internado y en septiembre pasó las primeras pruebas del concurso, y ahora en octubre estaba en la final por primera vez en su vida, e iba a viajar un fin de semana a Barcelona.

-Espero de verdad que ganes ¡Mates, a contar frikis!- dije burlándome de él.

-Oh, me ofendes Tisiana –Jotapé siempre me decía lo mismo cuando me metía con su concurso, ya que sabía cuánto le fastidiaba.

-Te quiero –le dije riendo.

-Adiós.

Y colgó. Miré a mis nuevos amigos, ambos con las maletas en mano, preparados para el viaje ya y respiré hondo.

-¿Lista? –repitió Iara.

-¿Acaso importa? –le pregunté levantándome y yendo a buscar mi maleta.

Iara se encogió de hombros.

-No, tienes razón –entonces saltó y comenzó a aplaudir- ¡Nos vamos!

Insua y yo nos miramos.

-Oh oh –dijimos a la vez.

***

Respiré hondo cuando mi espalda se recostó en el asiento del avión. El trayecto desde mi habitación hasta el avión había sido muy largo…

Cuando salimos, la gente nos miraba raro por que Iara llevaba una maleta enorme, yo una de mano e Insua una gran mochila, pero nadie dijo nada. Una vez fuera del edificio, nos tele transportamos hasta el aeropuerto donde allí la cosa se complicó.

Debían de ser las dos de la tarde y había muchos mundanos rondando por allí para irse de vacaciones de halloween o volviendo de ellas. Nos entremezclamos con la gente sin dificultad, y llegados a un punto, Iara (quien nos guiaba) torció por un pasillo que tenía un cartelito: “Prohibido el paso”.

-Iara –comencé.

-Shh –dijo ella en cambio. Cuando miré a Insua, que me asintió, opté por el silencio.

Entramos a una sala enorme que parecía un mundo totalmente diferente. Al igual que el pasillo anterior, estaba lleno de pasajeros con maletas, prisas, una voz avisaba las llegadas y salidas, solo que no eran humanos la gente que viajaba. Bien, no todos. Centauros, vampiros, hadas, duendes, demonios… se juntaban allí con un fin: viajar. Desde familias, hasta estudiantes que se iban de vacaciones. Niños menores que con una azafata viajaban.

-Guau –dije.

Pero Iara caminó directamente a una puerta, allí fue donde de verdad todo se dificultó.

Una chica que como Insua, tenía la piel de un extraño –pero bonito- color verde, su pelo amarillo dáñame la pupila caía hasta su cintura, sus ojos, extraños color naranjas y sus labios… azules nos atendió.

Antes de llegar Iara se paró, me miró unos instantes y siguió el camino. Miré interrogante a Insua, que con un gesto me dijo que el color de mis ojos cambió.

-Buenas tardes, señorita –comenzó Iara- Venimos a utilizar el avión privado del Internado Mágico AFTA.

La hermosa chica rió con una voz cantarina, pero enseguida se puso seria.

-No.

-¿No? –Dijo Iara- ¿Por qué no?

-No me han dicho nada de ningún viaje de estudios, y además –miró detrás nuestra- no veo a ningún adulto o profesor que os acompañe, así que por favor, retírense si no quieren que llame a seguridad.

-Lo que pasa es que no es ningún viaje de estudios, sino familiar. –Siguió Iara.

-Bueno, en tal caso, usen Aero-vamps, son vuelos muy baratos, aunque la comida sea escasa –sonrió la muchacha.

Iara gimió.

-Señorita, mi hermano es de la Guardia Real y está gravemente herido…

-Es su trabajo cuidar a la reina aunque resulten heridos en el proceso, señorita. –Interrumpió la chica. Su sonrisa se veía falsa ya- Además, no es de mi incumbencia. –Ahora su sonrisa era forzada- Debo pediros que os marchéis antes de que cuente seis o sino llamaré a seguridad.

-Pero… -dijo Iara.

-Voy por dos.

-Iara vámonos –dije yo tirando de Iara.

-Tres.

-¡No! –lágrimas surcaban las mejillas de Iara- Por favor, quiero…

-Cuatro.

-¡Se lo suplico! –Arrastré a Iara lejos de la mujer, y ella impotente se echó a llorar en mi hombro.

-Buscaremos otra forma –le dije- Iremos por Aero-vamps.

-Es aún más difícil pasar desapercibidos. Pasar por los controles… -sollozó Iara, entonces me di la vuelta por casualidad, y vi que Insua se había quedado atrás hablando con la chica. Poco después vino sonriendo.

-No sólo vamos a ir –anunció- sino que tenemos un veinte por ciento de descuento.

Iara se quedó de piedra. Yo sonreí y le abracé.

-¡Gracias! Oh Insua, no sé qué hiciste pero gracias.

A nuestro abrazo se nos pegó Iara, y entonces después de unas charlas y unas cien veces escuchar a Iara preguntar: “¿Cómo lo hiciste?” montamos al avión.

Respiré hondo cuando mi espalda se recostó en el asiento del avión. Sólo hasta que lo tocó, no me di cuenta del estrés que tenía encima.

Íbamos en un asiento de tres, y me tocó a mí en medio.

-¡Qué nervios! –dijo Iara frotándose las manos y mirando alrededor.

-Fuera de este viaje suicida –dijo Insua recostándose en el asiento- puede llegar a ser divertido e instructivo.

-¿Qué? –dije.

-Sí, bueno, viajamos solos a un nuevo mundo. He leído que Viena es totalmente diferente a aquí.

-Bueno, normal –dijo Iara- Estamos en España y Viena en Austria.

-Ya, bueno, pero la cultura, el idioma…

-¿El idioma? –dijo Iara.

-… es totalmente diferente –siguió Insua. Entonces miró a Iara- En Viena se habla alemán.

-¿Qué? –exclamó Iara- Oh Dios, ese era el idioma en el que me hablaban cuando me hablaron.

-Es lo más probable –asintió Insua.

-¿Y cómo vamos a hacer para comunicarnos? –Dije yo- Porque vamos, inglés paso, pero ¿alemán? –negué con la cabeza chasqueando la lengua.

-Sí, eso mismo quería saber yo –dijo Iara.

-Bien, de Tis me lo esperaba, pero Iara, ¿de ti? –Insua rodó los ojos- Si alguna vez hubieses abierto los libros…

-Ni siquiera sabía que tú sabías leer –comentó Iara de pasada.

-… sabrías que no siempre la capital de nuestro reino ha sido Viena –Insua ignoró el comentario de Iara- sino comenzó después de los Siglos Oscuros, o más conocido como la Primera Guerra de las Criaturas Mágicas, ¿me sigues… seguís? –Ambas asentimos- Bien, pues la capital era Andalucía, aquí en España, pero se pasó a Viena, también en Europa, más el País Rey es España, aún cuando nuestros reyes residen en Austria, ¿bien? –yo asentí, siguiendo la historia. Entonces, las azafatas salieron y comenzaron a decirnos sobre las puertas de salida, las maneras de ponerte el salvavidas y ante cualquier petición, que no dudásemos en llamarlas.

El avió comenzó a moverse.

-Señores y señoras le habla el capitán. Listos para el despegue. Por favor no se quiten el cinturón hasta que la luz se apague. Gracias.

Cerré los ojos y sentí como comenzaba a sudar también.

-¿Tis? –Me dijo Insua tocándome el brazo- ¿Qué te pasa?

-Repíteme otra vez por qué no podemos trasladarnos simplemente.

-A parte de porque es más rápido el avión, somos muchos y el poder que se necesita para tele transportar las maletas a través de un país a otro te consumiría –recitó él como por sexta vez.

-Bien –presioné un poco más mis ojos cerrados.

-Pero, ¿por qué tanto pánico? –preguntó Insua.

Respiré hondo y abrí los ojos.

-Antes de ir al internado residía en un orfanato –Insua abrió mucho los ojos y miró a Iara que no se la devolvió –Tranquilos, no tengáis penas, está superado. Pero al parecer tengo pánico al avión después del accidente.

-Es del todo comprensible, pequeña –me acarició el pelo Iara.

-¿Tus padres… murieron? –preguntó con timidez Insua.

Asentí. Iara le pegó una colleja a Insua.

-Idiota. Es obvio, sino, no hubiese terminado en el orfanato.

Escuchaba, a parte de la pelea de Iara e Insua, como el avión se preparaba para despegar. El motor hacía mucho ruido. Si miraba por las ventanas, podía ver como las turbinas giraban cogiendo potencia.

Insua me dio la mano.

-Respira Tisiana –solté el aire que estaba aguantando sin querer- Tranquila. Tus padres no eran mágicos, o eso creo, y viajabas en una aerolínea mundana por lo que no tenías todas las defensas que las mágicas tienen. –Me cogió por la barbilla obligándome a mirarle- No te voy a soltar, pase lo que pase. Aunque la última vez que un avión mágico cayó por causa no mágica fue –miró hacia arriba como pensando- Ah, sí, nunca. Así que relájate y disfruta del vuelo.

El avión comenzó a moverse. Por la velocidad, mi cuerpo se pegó al respaldo. Iara aplaudió, e Insua apretó mi mano, entones por las ventanitas, veía como las plantas se convertían en borrosas cosas de color verde.

Sentí una sacudida y la inclinación del morro del avión hacia arriba. La tierra que veía por la ventana estaba ya en diagonal. Se me taponaron los oídos.

-¡Oh! –Exclamamos Iara y yo a la vez- ¡Mis oídos!

-¿Acaso nunca habéis viajado en avión? –dijo Insua. Él parecía estar totalmente cómodo sobre su asiento. Con una mano ojeaba una revista, y con la otra daba círculos sobre la mía.

-Simula que masticas un chile –dijo- funciona.

Lo hice, pero no funcionó.

-Joder, que incómodo.

-Mueve así la boca, a mí me funcionó –dijo Iara, y movió la boca en extraños ángulos, lo que provocó que me riese a mandíbula batiente, haciendo que se me destaponasen mis oídos.

Me dejé caer sobre el asiento. Miré a Insua.

-Aún nos quedan dos horas de vuelo –dijo sin levantar la vista.

-No es tanto –dije.

-Bueno, creo que es mejor que pasarlo tele transportándonos por casi dos días. –Alcé una ceja- Oye, que son 1350 los kilómetros que separan Viena de Barcelona.

Sonreí.

-Se nota que averiguaste sobre ello.

Insua me miró sonriendo.

-Y en tiempo récord.

Así que cogí una revista, me acomodé y respiré hondo ansiosa de que las dos horas pasasen volando. Me reí ante mi pensamiento. No sé cómo, pero se me volvieron a taponar los oídos.

Maldición, resoplé.



Espero que os haya gustado(: Comentadme, me alegra el dia(:


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