15 de noviembre de 2009

CAPITULO 14 (primera parte)

Lo prometido es deuda (:

CÓMO no, a Miguel y a mí nos mantuvieron separados hasta prácticamente llegar a la mesa del restaurante: Miguel y Melisa fueron en el deportivo de y con Leo, y Jotapé y yo en el Jeep. Después, al parecer, Miguel y Leo tenían muchas cosas que contarse, como viejos amigos, y ninguno de los dos me hizo caso, y Miguel se acordó de que existía cuando me lo quedé mirando con una cara de “haz bien tu papel” y alejó mi silla de la mesa, para que yo me sentase y después él se sentó en la de al lado. A mi izquierda tenía a Jotapé.

 Éramos ocho;  Jotapé, Melisa, Leo, Pamela, su amiga Elisabeth (que estaba con ella en el baño el otro día), y dos chicos más que me habían presentado como Andrew y Derek, Miguel y yo, y en ese orden estábamos sentados; Jotapé a mi izquierda y Leo justo frente de mí.

 -¿Qué queréis para comer?-preguntó Pamela sonriendo exageradamente y poniendo una mano sobre la de Leo. Entrecerré los ojos y me giré hacia Miguel.

 -Cariño, no tengo mucha hambre, pero puedo comer de ti.

 -Cómo no, princesa-dijo Miguel. Yo le sonreí y agarré su mano. Miré a Leo que me estaba mirando amenazadoramente. Pedimos para todos tres pizzas grandes (idea de Leo, claro).

 A primera vista, los amigos de Leo parecían normales, pero yo que sabía casi todo sobre ellos, notaba las miraditas de Andrew, Derek e incluso de Elisabeth cada poco tiempo. Yo les miraba, y ellos bajaban la vista en un gesto casi reverencial, era algo…frustrante.

 Cuando llegaron las pizzas, mi estómago rugió ante aquel olor, pero por mi orgullo, comí un poco del trozo de pizza de Miguel, mirando, satisfecha, cómo Leo giraba los ojos.

 Llegados a un punto, había comido tanto de Miguel que se me fue el hambre, y comenzamos a charlar. Intenté no mirar micho a Leo y a Pamela, cuando ésta última le susurraba cosas, le acariciaba la espalda, cómo le besaba. Casi vomité la pizza. Era asqueroso, ya que la pobre parecía un lagarto: ¡se le salía la lengua! ¿Cómo podía soportar la baba de aquella chica Leo? Seguro que yo…

 -¿Y tú qué opinas Tis?- preguntó Melisa, devolviéndome a la Tierra.

 -¿Qué?-estaba perdida.

 -Les estábamos comentando a todos que Migui y tú habéis cumplido…un mes y dos semanas ayer.

 -En realidad es hoy-dijimos Miguel y yo.

 -Bueno, ¡mejor! Estábamos diciendo que nos encantaría saber cómo os conocisteis.

Miré a Melisa con los ojos entrecerrados.

 -Lo conocí a los doce años cuando llegó al orfanato, el mismo día y en el mismo instante que tú, idiota.

Melisa me miró, ofendida.

 -¿Y cuándo os enamorasteis?- preguntó Leo, que al parecer ya había terminado con Miss Lengua Larga.

 -Eso no es de vuestra incumbencia.

 -Vaya, parece que… no os queréis mucho para no recordarlo, ¿no?-dijo Leo, con una media sonrisa.

 -Sí lo recordamos, Leonardo-puso una mueca ante la mención de su nombre completo-pero creemos que es muy íntimo como para contarlo en público-me giré hacia Miguel- ¿o no, cielo?

Miguel vaciló, pero asintió.

 -Bueno Tisi-dijo Pamela- por lo menos queremos una demostración de amor, anda.

 -¿Cómo qué?-pegunté.

 -Como un beso-me retó alzando una ceja.

 -No-dije demasiado rápido, miré alrededor de la mesa y sonreí: -es que tengo un herpes.

 -No lo veo-dijo Melisa. Suspiré, ésta chica se notaba que era algo rubia.

 -Es que, Tis, qué mal andas de memoria, se te fue hace dos días-dijo Miguel.

Yo le lancé una mirada amenazadora a Miguel, pero sonreí a los demás.

 -¡Qué mala tu memoria Tisiana!-dijo Leo-Bueno, entonces no hay ningún problema en que-dejó unos segundos de silencio-os beséis.

Miré a Miguel. Éste parecía feliz, como si le hubiese tocado la lotería de Navidad. Suspiré, vencida, y miré a Leo.

 -Encantada, ya extrañaba sus labio-cogí la camisa de Miguel, y lo acerqué a mí. Poco a poco, sus labios rozaron los míos. Leo se había comportado como un perfecto estúpido, y se merecía sufrir un poco, así que moví los labios al compás de los de Miguel con furia.  Al cabo de un rato, nos separamos, jadeando.

 -Guau-dijo Jotapé- Divertido-dijo, y siguió charlando con Melisa. Mientras nos llegaba el postre seguíamos hablando, Leo y yo mirándonos de reojo.

 No podía creer lo que acababa de hacer, lo que estaba haciendo. Estaba jugando con los sentimientos de un chaval que era buenísima persona, para poner celoso a un tío que ni caso me hacía, y todo por puro egoísmo. Me sentí enferma. Yo no era así ¿qué me pasaba?

 Las tripas se me revolvieron y me levanté.

 -¿Estás bien Tisiana?-preguntaron Miguel y Leo a la vez. Me sonrojé, y mirando a Miguel le sonreí y dije.

 -Sí, tan solo me duele algo la barriga, vuelvo ahora.-sin pensarlo, me agaché y deposité un suave beso en sus labios.

 Obviamente ni él ni nadie se lo esperaba, y se quedaron con una cara anonada cuando me marché.

 En el baño, entré directamente a un servicio, y allí vomité. Tiré de la cadena y salí. Grité.

 -¡Shhh!- me dijo Leo.

 -¿Pero…pero qué coño haces metido en el baño de chicas? ¿Eres transexual en realidad?

Leo rió y dio un paso hacia mí.

 -No, vine a verte.

Alcé una ceja, invitándole a hablar.

 -Tisiana, tu farol es patético-dijo- se nota que no sois pareja.

 -Si interrumpiste mi ida al baño sólo para decir que mi novio y yo no somos pareja, sabes dónde está la puerta que nunca tuviste que haber cruzado. Pasé de largo de dónde él estaba, y me dirigí al lavamanos. Leo me escrutaba con la mirada.

 -¿Tan mal besa?-me preguntó.

 -¿Qué?

 -Para vomitar, ¿tan mal besa? ¿O te sientes tan mal por mentir que tu estómago te lo echa en cara?-me quedé en el sitio.

Leo, poco a poco se acercó a mí por detrás.

 -Tisiana, no creo que puedas salir con un mundano siendo tú maga. No te mientas a ti misma de esa forma. ¿Sentirías con el esto?-iba a replicar, pero me acalló con un beso.

 Sí. Nos estábamos besando. Alcé mis brazos y los puse alrededor de su cuello y enredé mis manos en su oscuro cabello. Sus manos estaban sobre mi baja espalda, subiendo y bajando, acariciándome.

 Nuestra boca se movía a la misma canción, sin fiereza como la mía sobre la de Miguel. Simplemente se complementaban, sabían bailar juntas. Nuestras lenguas se enroscaban haciendo el ritmo de la canción, que me estaba haciendo sentir mariposas en el estómago, que ya no se encontraba mal. 

 Porque había ido al baño a vomitar.

 Porque estaba mintiendo a todo el mundo.

 Porque estaba lastimando a una buena persona.

 Todo por culpa de aquel chico al que estaba besando, y yo disfrutando. Lo que significaba que le estaba poniendo los cuernos a Miguel. Le separé, con una grandísima fuerza de voluntad, y aunque él me miró confuso, le abofeteé con toda mi fuerza, aunque no era mucha.

 -¡No me toques! Por el amor de Dios, ¡tengo novio!-él iba a contestar pero yo seguí-y aunque sea verdad o no, él en realidad me gusta, así que no le puedo lastimar de esta forma. Y menos, si se trata de ti.

 Dejé a un muy confundido Leo en el baño, con una mano en la mejilla. Llegué a mi silla, y anuncié:

 -Nos vamos.

Todos me miraron confundidos.

 -Ya-pero se levantaron al oír mi tono enfadado.

Nos íbamos dando la vuelta cuando llegó Leo, con la mejilla derecha enrojecida.

-No Tisiana, por favor…-dijo.

 -He dicho.

 -Dejadnos por lo menos que os llevemos, está lloviendo.

Miramos a las ventanas, y de repente comenzó a llover. Por supuesto, mis amigos pensarían: ¡Vaya! ¡Qué casualidad! Pero yo me acerqué a Leo y le susurré.

 -No juegues sucio Royal. Para. Nos vamos.

 -Tisiana, no seas idiota. Te duele el estómago.

Negando con la cabeza, me entraron náuseas, y Leo fue lo suficientemente rápido para apartarse del vómito.

 Me levanté, y vi como Derek pedía una fregona. Leo me agarró del codo.

 -La voy a llevar al médico-anunció.

 -No-negué.

 -Sí Tisiana, pero me llevo tu coche Andrew-dijo, alzando la voz. Andrew hizo un mohín, pero asintió, suspirando.

 -Pero coge un cubo, si mancha el Jeep, mi padre me mata.

 

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