1 de noviembre de 2009

CAPITULO 5

Tenía pensado ponerlo mañana pero tengo dos más preparados, asi que os pongo hoy hasta el 6 (:


 -¿Qué?-fue mi única respuesta- ¿Estas mal o qué? ¿Hadas? ¿Duendes y vampiros? –Me empecé a reír, pero Leo me miraba serio, por lo que intenté contener la risa.-Perdona, pero sonaba muy dramático. “Todas tus creencias están a punto de cambiar”-dije imitando su voz- y todo ese rollo de la magia es mucho para mí. Si quieres ligar conmigo amigo, vas por mal camino.

 -No estoy bromeando, y si quisiese ligar contigo, te diría cosas bonitas, y no esto-añadió.-Cuando salgamos de aquí te llevaré a mi mundo, Tisiana, para que veas…

 -¿Tu mundo? Espera, espera, espera. ¿Me estás hablando de otro mundo?-Estaba anonada. Primero duendecillos y ahora esto, el chaval tenía un gran problema.

 -No es otro mundo, literalmente. Es otra vida, completamente distinta, simplemente que nos escondemos, nos disfrazamos. Lo que sí está en otra dimensión, por así llamarlo es el internado.

 -¿Y eso porqué?

 -Porque al colegio van niños y adolescentes.

 -Eso ya lo sé, pero ¿porqué?

Me di cuenta que nos habíamos ido acercando, porque cuando llegó la camarera con la comida, nos alejamos.

 -¿No lo ves? A ver, aunque no afecta mucho, un bebé licántropo puede causar daños, incluso cáncer a un ser humano normal y corriente, si éste es mordido.-suspiró al ver que yo no lo entendía-Desde muy pequeños nos instruyen para poder controlar nuestros…poderes, para no utilizarlos mal. ¿Te imaginas a un grupo de vampiras adolescentes una fiesta por la noche? Les enseñan a guardar distancias, y sobre todo los colmillos. A un mago le enseñan a usar sus poderes. Y así con todas las criaturas mágicas.

 -¿Tu eres una criatura mágica?

 -Sí en cierto sentido. Yo soy humano “completamente”-dijo haciendo comillas con los dedos.

 -¿Pero?-dije, siempre había un dichoso pero.

 -Pero soy mago. La magia corre por mis venas, por lo que ya no soy humano del todo, aunque si… la apariencia.

 Comencé a comer intrigada.

 -¿Pego podqué tené…?-dije con la boca llena.

 -¿Qué?-rió Leo. Tragué la comida, y le di un sorbo a la bebida.

 -¿Pero entonces porqué tenéis ese interés sobre mí? ¿Por qué me cuentas todo esto? –todavía no lo entendía.

Leo, que asombrosamente se había terminado todo lo del plato, terminó también de beberse el vaso de coca cola.

 -En lo que a un mago concierne, puede hacer cualquier hechizo ¿no?, pero tiene una afinidad definida.

 -¿Una afinidad? ¿Cómo? ¿Algo como que se le da mejor hacer escudos invisibles que a otro?

 -Sí pero no. Efectivamente, es cuando se le da mejor hacer una cosa que a otro, pero no en el sentido del escudo mágico-dijo riéndose- sino en los elementos. Aire, Fuego, Tierra y Agua.-y se señaló el escudo, en el que cuidadosamente bordado, ponía: “AFTA”

 -¡Son las siglas!-dije sorprendida.

 -Del edificio de Hechicería y Magia, sí-dijo asintiendo.

 -¿Qué es eso? ¿Un Hogwarts?

 -Jajaja, sí, pero diferente. No es tan antiguo. Se fundó en la Tercera Guerra Mundial De Las Criatura Mágicas. A finales de los setenta, el mundo mágico cambió para siempre. Específicamente el internado Mágico abrió sus puertas el 12 se septiembre de 1978.

 -Ya, pero sigo sin ver un significado conmigo en todo esto.

Leo se volvió a la camarera y con un gesto de la mano, pidió la cuenta.

 -Porque no hay ojos violetas en todas partes, Tisiana.

 -Bueno, eso lo sé muy bien.

 -En tu mundo solo puede significar tener los ojos bellos-dijo haciéndome ruborizar-pero en el mío, Tisiana, en el mío, es símbolo de realeza.

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